Segura la reproducción de ballenas en mares de México

13 de enero de 2011

El Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quesada, informó que en los últimos 14 años, en los meses de arribo de la ballena gris a lo largo de la Península de Baja California, se tiene registrada una presencia de alrededor de 20 a 25 mil individuos, de los cuales cerca de 600 hembras se refugian en las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio para dar a luz a sus crías.
 
Dijo que estos refugios han permitido el cuidado y preservación de la especie, ya que sus aguas templadas son idóneas para la reproducción de la misma, y las políticas de protección a la ballena en México garantizan la seguridad de los cetáceos durante su estancia en aguas mexicanas, de ahí que desde 1993 dicha lagunas recibieron la categoría de Patrimonio Mundial de la Humanidad.


Por su parte, en el marco del inicio de las actividades de avistamiento de ballena gris en la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, el Comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Luis Fueyo Mac Donald, explicó que el rango de distribución invernal de esta especie abarca desde la mitad sur de la costa de California hasta poco abajo de la Península, incluyendo algunas que ingresan al Golfo de California. Además, agregó, se ha registrado presencia de algunos ejemplares en sitos extremos como Puerto Vallarta o el Delta del Río Colorado en el Golfo de California.
Indicó que en la Península también se reproduce la ballena azul y acuden a alimentarse otras cuatro especies de cetáceos que reciben la misma protección al ser nuestros litorales espacios libres de cualquier tipo de práctica que atente contra su población, teniendo como base los valores por la conservación de su medio ambiente y de su integridad física.

Esta cultura proteccionista de la ballena tiene como antecedentes los convenios firmados por México y Estados Unidos en 1936 en los que se establecieron compromisos de colaboración para la protección de aves migratorias y mamíferos de importancia cinegética en el área que hoy ocupa la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, misma en que se encuentra el complejo lagunar Ojo de Liebre, al que cada año de diciembre a abril llega la ballena gris para aparearse y reproducirse.

Años después, en 1949, nuestro país se adhirió a la Comisión Ballenera Internacional para vigilar la protección y uso racional de los recursos balleneros.  Posteriormente, en 1971, siguiendo con esta línea proteccionista, Laguna Ojo de Liebre es decretada como Zona de Refugio para ballenas y ballenatos y en 1980 se incluyeron Laguna Manuela y Guerrero Negro.  Para 1979, dada la afluencia y congregación de ballenas en la Laguna de San Ignacio, al sur del municipio de Mulegé, se decretó como Refugio de Ballenas y Zona de Atracción Turística Marítima.

El trabajo por ofrecer un ambiente libre de amenazas para los cetáceos se coronó el 30 de noviembre de 1988, cuando por decreto presidencial esta área se declaró como Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, constituyéndose en la actualidad como el mejor ejemplo de la tradición conservacionista mexicana a favor de la ballena.

El periodo de gestación de la ballena gris es de 11 a 12 meses. Las hembras tienen sus crías en años alternativos, es decir, en un año se embarazan y en el siguiente dan a luz. Se considera que sólo tienen una cría por parto, ya que no se tienen registros de que tengan dos o más.  Desde que nace hasta los 6 o 7 meses se alimenta de la leche materna, después de este tiempo comienza a alimentarse por sí misma.
 
Al nacer mide entre 4 y 5 metros de longitud y pesa entre 500 y 750 kilos; al finalizar la lactancia, entre los 6 y 9 meses, en la que consume alrededor de 190 litros diarios de leche, pesa en promedio 8 toneladas, mientras que en su etapa adulta mide hasta 16 metros de longitud y llega a pesar de 30 a 35 toneladas. Se dice que las ballenas poseen un fuerte instinto maternal y la relación con sus crías es muy estrecha y sensible.

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