En el año transcurrido desde que se produjo un poderoso terremoto en Haití, se ha movilizado un esfuerzo internacional sin precedentes para llevar ayuda a ese país, confrontando obstáculos que ya existían desde antes del terremoto y otros provocados por el mismo.
Cuando se produjo el terremoto de magnitud 7,0 en Haití poco antes de las cinco de la tarde del 12 de enero de 2010, el país más pobre del Hemisferio Occidental perdió a 230.000 de sus ciudadanos, a 28 de sus 29 ministerios de gobierno, además de viviendas, agua potable y electricidad, que habrían hecho más fácil la vida para los millones de supervivientes.
En una entrevista realizada un año después del sismo en la Oficina del coordinador especial para la reconstrucción de Haití, la vice coordinadora Kara McDonald explicó la estrategia del gobierno de Estados Unidos en lo que se refiere a la reconstrucción y evaluó el progreso alcanzado en los últimos 12 meses.
McDonald distinguió entre la respuesta inmediata de emergencia y la estrategia de largo plazo para la ayuda. La respuesta internacional, dirigida por Estados Unidos, inmediatamente después del desastre comprendía “un enfoque sin precedentes en favor de la cooperación multilateral y la cooperación entre los organismos”, dijo. Ciento cuarenta países se sumaron a Estados Unidos con sus ofertas de ayuda. En Estados Unidos colaboraron en la coordinación de las operaciones la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), los Centros para el Control de Enfermedades y los Departamentos de Salud y Servicios Sociales, Seguridad Nacional, Defensa, Recursos Energéticos y Hacienda. McDonald explica este nivel de cooperación como algo que “se inició en un entorno de emergencia pero que estamos aplicando a nuestra estrategia a largo plazo”.
EL CORTO PLAZO: LA RESPUESTA DE EMERGENCIA
En la respuesta inmediata al terremoto, USAID se sumó al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas en la operación de distribución de alimentos más grande de la historia, atendiendo a más de 3,5 millones de personas. El sismo dejó 25 millones de toneladas de escombros, que tardará años en removerse. Pero en los diez meses posteriores al terremoto se removieron más escombros que en los dos años y medio posteriores al tsunami en Aceh (Indonesia).
Un asesor sanitario examina el nivel de cloro en el agua potable del hospital de Verrettes, en el Departamento de Artibonite (Haití).
La estrategia estadounidense para la reconstrucción a largo plazo se enfoca en cuatro aspectos de importancia: infraestructura, agricultura, salud y estado de derecho. Antes del terremoto, Haití estaba mucho más atrasado que el resto del mundo occidental en todos estos aspectos.
“Hemos trabajado para dar vivienda o sacar de los campos de personas desplazada, a unas 125.000 personas. Hemos evaluado unas 400.000 viviendas para determinar el daño que han sufrido”, dijo McDonald. Las estructuras se evalúan de acuerdo a un sistema basado en los colores verde, amarillo y rojo. Más de la mitad de las viviendas que se han evaluado han sido designadas como “verdes”, es decir listas para ser ocupadas, mientras USAID proporciona ayuda para reparar el 25 por ciento de viviendas consideradas como “amarillas”, que estructuralmente están bien pero necesitan reparaciones para su ocupación segura.
El gobierno de Estados Unidos ha inyectado 19 millones de dólares en la economía local con el empleo de 350.000 haitianos en trabajos de corto plazo, como por ejemplo la remoción de escombros, los preparativos para el huracán Tomas o las evaluaciones de los edificios.
El sesenta por ciento de la población haitiana genera sus ingresos de la agricultura. Con las inversiones de Estados Unidos en fertilizantes, herramientas, semillas y capacitación técnica, algunas zonas han visto el aumento de sus cosechas en un 75 por ciento. Actualmente más haitianos tienen acceso al agua potable que antes del terremoto, y el gobierno de Estados Unidos ha brindado apoyo para la vacunación de más de un millón de haitianos contra enfermedades altamente contagiosas, como la difteria y la poliomielitis.
EL LARGO PLAZO: HACIA LA RECUPERACIÓN SOSTENIBLE
Parte del desafío a la hora de aplicar la estrategia de largo plazo ha sido el grado en que estos cuatro aspectos están relacionados entre sí. McDonald citó como ejemplo el casi millón de haitianos que todavía vive en tiendas de campaña con revestimiento plástico. Además de aquellos cuyas viviendas quedaron destruidas por el terremoto, algunos siguen viviendo en la ciudad campamento porque les ofrece prestaciones que su comunidad original no tenía. Y esas prestaciones tienen que ver más con cuestiones de sanidad (acceso al agua potable) y el estado de derecho (seguridad) que de infraestructura.
“El progreso no siempre es visible. Si uno analiza Aceh o el huracán Katrina –algunos desastres naturales en gran escala– realmente se necesitan por lo menos 18 meses para implantar las estructuras de coordinación y el trabajo listo para alcanzar un punto en que se pueda ver sus beneficios”.
“Esto no quiere decir que no haya habido muchos progresos, sino que es importante mantener el impulso, incluso cuando la frustración sea grande. Porque realmente sentimos que los resultados están frente a nosotros”.
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos )
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