ARECES, EN LA SEMANA CULTURAL DE LA FEDERACIÓN DE CASAS REGIONALES EN NAVARRA

2 de octubre de 2010

Intervención del Presidente del Principado de Asturias en Navarra con motivo de la conmemoración de las XXII Jornadas Culturales del Principado de Asturias, organizadas por la Federación de Casas Regionales en Navarra que preside Benjamín Arca.

"(...)Quiero empezar mi intervención valorando el trabajo que hacen las Casas Regionales especialmente, la Federación de Casas Regionales, aquí en Navarra. Y toda la gente que colabora con ella. Son personas que entienden muy bien esa idea de la España plural, de esa triple pertenencia. En primer lugar, nunca perdemos la identidad, la referencia de lugar de nacimiento y origen. Asturias es una comunidad que emigró durante más de doscientos años. Tenemos 103 centros asturianos en todos los países de varios continentes, muchos de ellos integrados en la Federación Internacional de Centros Asturianos (FICA), que este año ha sido galardonada con la Medalla de Asturias. Es una muestra de un pasado donde la referencia de identidad de nuestra comunidad nunca se ha perdido. Al mismo tiempo, el lugar de acogida, donde se integran, donde os reciben y donde os convertís en ciudadanos de la comunidad navarra. Y en tercer lugar la pertenencia a España. Precisamente, en un lugar tan complejo y tan diverso como el nuestro, Navarra y Asturias nunca han perdido ni su propia identidad - la han reivindicado siempre- ni han renunciado a sentirse parte integrante de España. Eso es un sentimiento perfectamente compatible. Y es un sentimiento que en el mundo actual es un capital enormemente positivo en nuestras comunidades, de la manera de entender la convivencia, máxime si no solamente estamos en un país que es España, que es nuestro, sino que además estamos integrados voluntariamente en la Unión Europea, que comporta a veces normas, sacrificios y aceptación de responsabilidades en lo que se deriva de situaciones complejas y difíciles.
Estamos hoy, más que nunca, en un mundo globalizado que si no entendemos lo que pasa en él, difícilmente podremos defender nuestros intereses.  Por eso, todos estos grados de coincidencia son motivo más que suficiente para sentirnos orgullosos de esa pertenencia y de esa manera de entender la vida y de entender la actividad social y política. Pero es que además la vida se compone de muchas cosas, de lo pequeño, de lo cotidiano. Cuando con vuestro generoso sacrificio, las Casas Regionales voluntariamente, y en momentos como ese, actúan con esta generosidad, con este altruismo, con esa manera de seguir potenciando esa convivencia y esa integración, pues yo creo que estáis haciendo país también, además de hacer mucho mejor la convivencia para vuestros paisanos y las interrelaciones con otras casas, que siempre son de agradecer.
Como decía, especialmente Navarra y Asturias tienen muchos signos en común, con una historia compartida, una historia que podríamos encontrar sobre todo en la cultura, en la naturaleza y en la configuración de la misma, donde hay enormes coincidencias.
Por ejemplo, el Camino de Santiago. Vosotros representáis en España el origen del camino francés. Francia se añadió pero es que Navarra tiene un especial protagonismo en él; tuvo en sus orígenes Asturias los llamados caminos del norte porque fue en la Monarquía asturiana cuando se inicia precisamente esa peregrinación a Santiago de Compostela. La historia y otras muchas circunstancias potenciaron aún más el itinerario que transcurre a lo largo de toda la zona de Pirineo , de Navarra, de la Meseta Castellana hasta incidir en Galicia.

Ese es un camino cultural y quiere decir que la cultura une a los pueblos, la cultura une tradiciones, produce mestizaje y ese mestizaje es la riqueza de la vida. Pero también tenemos una gran coincidencia en una serie de elementos relacionados con el patrimonio natural. Asturias, por ejemplo, tiene cinco reservas mundiales de biosfera conseguidas en base a un extraordinario esfuerzo, del que me siento muy orgulloso de haber protagonizado en los años que llevo al frente del Gobierno del Principado de Asturias. Restauramos las heridas de aquellas cicatrices que la industrialización del siglo XX produjo porque el paradigma de la industrialización fue a costa de un deterioro medioambiental de nuestros ríos, de nuestra costa. Afortunadamente ha sido restaurado. Y el bellísimo paisaje y ese cuidado por la naturaleza coincide plenamente con los navarros.
Otro elemento de coincidencia es lo que ha significado toda una serie de valoraciones y de consideración del pueblo asturiano y del pueblo navarro sobre lo que es el modelo social de nuestras comunidades.  No todo el mundo lo tiene. Incluso países que tuvieron mucha riqueza, en momentos determinados, no orientaron la riqueza hacia la cohesión social. La orientaron a desarrollos que beneficiaron a parte de la población. En muchos países en el mundo, nos encontramos con que hay enormes desigualdades a pesar de que podrían ser países ricos.
En cambio, tanto Navarra como Asturias fueron el paradigma de tierras en las que los recursos disponibles en cada momento siempre tuvieron una gran preocupación por dirigirlos hacia la inmensa mayoría de la población, a procurar la equidad en el acceso a los servicios públicos, de mantenerlo que se llama en términos genéricos calidad de vida. Y yo creo que nuestra comunidad, por ejemplo Asturias, aunque no es de las más ricas, sí tiene los sistemas públicos, además de Navarra, de los más potenciados y más reconocidos de nuestro país. Si ustedes examinan hoy las valoraciones que hacen los ciudadanos de los servicios públicos, que es un gran capital y mucho más en momentos de crisis,- pues encontrarán a Asturias y Navarra en los lugares de cabeza.
Nosotros en educación tenemos un índice de fracaso escolar que es la mitad del promedio que hay en nuestro país. Tenemos estándares de titulaciones en las enseñanzas no universitarias y el reconocimiento de excelencia en nuestra universidad. Y aquí en Navarra también podemos ver no sólo en la educación sino también en la sanidad y en los servicios sociales el mismo paradigma. Por tanto, mantengamos también esas señas de identidad, de referencia, de similitud, porque en el mundo actual son más valoradas que nunca.

El origen de la presencia de asturianos aquí se remonta, como en España, a tiempos muy remotos pero verdaderamente hubo un hito  que tiene mucho que ver con esa referencia asturiana relacionada con la minería. A finales de los años 50 e inicios de los 60, contingentes muy numerosos, miles de personas, procedentes de Asturias, se trasladaron con sus familias a Navarra, a las minas de Potasa. Y aquí, configuraron una comunidad, donde sin duda el centro asturiano tiene todavía sus raíces. Además, el mundo actual provoca mucha movilidad. Sin duda, en el futuro habrá generaciones distintas, pero esa raíz minera aquí presente también nos llena de legítimo orgullo.  Y lo hemos puesto siempre de manifiesto.
Por tanto, la sociedad asturiana y navarra coinciden en muchas cosas: en el aprecio por la justicia social, por la solidaridad, por el progreso,  por esa calidad de los servicios públicos. Y sobre todo, por tener los pies en el suelo, por saber que toda una vida se hace con esfuerzo, con sacrifico, y por tener un sentido de lo comunitario y un sentido de lo público, del interés general, que yo siempre he reconocido.
Sinceramente, me siento muy identificado con esos valores y con esa manera de actuar. En fin,  ese compromiso hace que en estos momentos estemos también exhibiendo un tejido asociativo común. La gente en Navarra y en Asturias vive muy extrovertidamente y por eso surge el asociacionismo.
Esta semana cultural de Casas Regionales está llena de buena convivencia y de vocación de servicio hacia los demás. Quiero felicitaros a todos y quiero también estimular a que José Luis Casas siga haciendo todo lo que hace no sólo como presidente de los centros asturianos sino como presidente de las casas regionales en España. Es un importantísimo colectivo: 807 casas regionales hay en nuestro país a las que pertenecen 500.000 personas. Siempre hemos dicho que es uno de los grandes colectivos de nuestro país, que pasa casi siempre desapercibido pero que es el nervio de la convivencia, el nervio de reconocernos unos a otros, desde nuestras identidades pero sabiendo que formamos parte de un proyecto común.(...)

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