Washington – La construcción de centrales eléctricas que operan con carbón se ha detenido de manera significativa en Estados Unidos, cuando una economía lenta y la incertidumbre sobre la futura política energética hacen que las compañías de servicio público de electricidad reconsideren sus planes de inversión.
Las compañías de electricidad no iniciaron la construcción de ninguna central nueva que opere con carbón en 2009 ó 2010, informó recientemente el grupo ambientalista Sierra Club. El Instituto Edison de Electricidad (Edison Electric Institute), una organización comercial que representa a las compañías de electricidad más grandes de la nación, confirmó el hecho.
La agencia federal, Administración de Información Energética (EIA,) indicó el mes pasado que no anticipa tampoco que en 2001 se inicie la construcción de ninguna central nueva.
La electricidad generada con carbón causa cerca del 28 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos, y por eso la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) se enfoca en centrales eléctricas en su esfuerzo por tratar de resolver el cambio climático.
Las centrales de carbón proporcionan aproximadamente 45 por ciento de la electricidad que se consume en Estados Unidos, una cantidad menor que el 51 por ciento de la década anterior, según muestran las estadísticas de la EIA.
“Actualmente hay una continua incertidumbre sobre la futura política energética, y en particular sobre el carbón”, dijo Jim Owen, portavoz del Instituto Edison de Electricidad. “Asocie eso con el gran hincapié actual en energías renovables y eficiencia energética, junto con los precios de gas natural relativamente bajos que muchas personas esperan que continúen así por algún tiempo. Todo eso indica que la gente no va a planear construir centrales que operen con carbón en un futuro cercano”.
Sierra Club y otros grupos preocupados por un aire limpio han acogido con agrado la caída en la industria del carbón. Asimismo, esperan que el mercado en surgimiento de la energía renovable y la energía limpia reemplace eventualmente la capacidad de generación y la pérdida de empleos en el sector carbonero.
Mientras tanto, una caída reciente en los precios de gas natural ha causado que muchas compañías de servicios públicos reemplacen las centrales viejas que operan con carbón con centrales que operan con gas natural. Estas centrales liberan cerca de la mitad de dióxido de carbono que las centrales que operan con carbón, y es más fácil obtener permiso para su ubicación y construcción.
UNA MAYOR COMBINACIÓN ENERGÉTICA
La industria de minas de carbón emplea a unos 84.600 estadounidenses. Otras 134.200 personas trabajan en la industria de generación de electricidad con combustibles fósiles, señalan estadísticas federales.
Eso significa que muchos empleos están en riesgo cuando la construcción de centrales que operan con carbón se retrasa – pero ese empleo también crece en las industrias que aprovechan los subsidios y garantías crediticias federales para proyectos de energía limpia. La Asociación Estadounidense de Energía Eólica (American Wind Energy Association) indica que 85.000 personas trabajan actualmente en la industria eólica, alrededor de la misma cantidad de estadounidenses empleados en minas de carbón.
Frank Graves, un jefe de Brattle Group, compañía de consultoría con sede en Boston con una vasta experiencia en el sector energético, dijo que el carbón continuará siendo una parte importante –aunque cada vez menor– del entorno energético estadounidense. Se está construyendo una capacidad de generación de 13.000 megavatios de electricidad producida con carbón que probablemente entrará en operación en los próximos dos años, agregó.
“No es tanto como habían planeado construir, pero tampoco es como si la industria del carbón se hubiese detenido en su curso”, expresó Graves.
Un estudio reciente de Brattle Group, del que Graves es coautor con su colega Metin Celebi, describe un desafío inminente para las centrales que operan con carbón: Los reglamentos federales que surgen para emisiones de dióxido de sulfuro, óxido de nitrógeno y mercurio consideradas perjudiciales para la salud humana.
Según este estudio, los reglamentos pueden costar a las compañías de electricidad hasta 180.000 millones de dólares en mejoras a las centrales y el cierre de 20 por ciento de las centrales que operan con carbón en la próxima década.
Con un entorno económico que se espera mejore y la demanda creciente de energía en 2011, las compañías de servicios públicos necesitan aumentar su capacidad. Hasta qué grado se inclinarán por el carbón en el futuro es algo incierto.
“La realidad se vuelve mucho más compleja para las compañías de servicios públicos”, indicó Graves. “Ahora mismo, el gas parece ser más seguro y más económico”.
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. )
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