LA ROSA MARCHITA

22 de diciembre de 2010

OPINIÓN
Por Nicolás Fernández
Escritor



El reciente batacazo catalán se veía venir. Los votantes socialistas son refractarios a las piruetas políticas. Y el charnego Montilla se hartó de hacer cabriolas del ganchete de los secesionistas y de los comunistas verderoles. Eso sí, con la inestimable colaboración del señor Rodríguez Zapatero, ese peligroso profeta visionario que -si nadie lo remedia- le va a regalar España entera al Partido Popular.
Hace pocos días el Barómetro de Opinión Pública de Andalucía 2010, del Instituto de Estudios Sociales Avanzados, nada sospechoso de escorarse a estribor, anunciaba un varapalo descomunal al P.S.O.E. en esa comunidad del sur.
En Valencia, un histórico del puño y de la rosa, Antonio Asunción, perdió unas primarias presuntamente precocinadas a favor de Jorge Alarte, candidato de Ferraz. Alarte, sí, ese líder carismático que -con lo que está cayendo en la tierra de las flores, de la luz y del amor-, no se come ni un colín ante el trajeado señor Camps.
 Antonio Asunción, un político de raza, honesto, inteligente, trabajador infatigable y con una trayectoria de cinco estrellas en su paso por la cosa pública, recurrió los resultados y además presentó una demanda civil. Naturalmente, ni una ni otra reclamación se van a resolver a tiempo de dar la vuelta a la tortilla. Asunción, que hace muchos años que vive de sus negocios, accedió a tirarse al ruedo ante el clamor de un nutrido grupo de militantes valencianos. Pero el aparato es el aparato y el que se mueve no sale en la foto.
En Castilla-La Mancha, el objetivo es Barreda. Le están tirando al codillo con lo del déficit presupuestario. Pero ningún jerarca de Ferraz alza la voz para proclamar a los cuatro vientos, que el de Ciudad Real ha puesto toda la carne en el asador a la hora de aplicar sin fisuras la Ley de Dependencia. Y todas las medidas colaterales de atención a los más desprotegidos. Sería muy clarificador que la vicepresidenta Salgado, doña Elena, saliese a la palestra a explicar por qué no le transfiere al gobierno castellano-manchego los muchos millones de euros que se le adeudan.
Lo de Tomás Gómez y su duelo a cara de perro con Trinidad Jiménez y “el aparato” en Madrid, merece un capítulo aparte.
Que la señora Cospedal y su guardia pretoriana se refocilen en el catastrofismo, es normal. Lo anormal es que Zapatero y sus adláteres miren para otro lado. Pero como a “Bambi-I El Soberbio” los tirones de orejas le sientan a cuerno quemado y Barreda ha tenido el coraje de plantarle cara y poner en solfa sus ocurrencias, desatinos y frivolidades, leña al mono hasta que rompa la cadena.
Las presiones de los mercados y los chantajes de las agencias de calificación, no pueden ser un pretexto para que los españolitos de alpargatas nos quedemos con el culo al aire. Con Felipe González otro gallo nos habría cantado. Pero con la pandilla de inútiles e “inútilas”, con los cuadros y “las cuadras” dirigentes de este socialismo descafeinado, nos podemos ir dando por jodidos.
Lo increíble del asunto es que los barones pata negra del P.S.O.E. no se amotinen ante la ceremonia de disparates ontológicos que nos brinda “Sosomán” día sí, día también. Y le envíen a pescar truchas a los ríos de León, de la manita de su enfebrecidas cheerleaders.
La última gracieta del “Peter Pan” de la Moncloa, escenificada el pasado lunes, día veinte de los corrientes en la tradicional copa navideña con un  selecto grupo de periodistas, fue abrir el melón de su continuidad como patrón del bajel socialista. Sólo Sonsoles y un hombre de confianza en el partido conocían la decisión final: seguir en el tren o bajarse en marcha. Una vez más este chico apaga los incendios con queroseno. Fascinante, colega…  
Hace pocas lunas, Mariano Rajoy, -que está multiorgásmico con los pronósticos electorales-, dijo públicamente que cuando gobernase iba a aplicar un paquete de medidas que probablemente no gustarían a nadie. O sea que ya nos podemos ir poniendo vaselina en los esfínteres. Otro que tal baila.
Hubo un tiempo en que millones de ciudadanos aclamamos a un joven abogado socialista sevillano, que en la clandestinidad atendía por Isidoro. Con él, Guerra, Peces Barba, los Solana, Morodo, Redondo, García Bloise, Tierno y un interminable catálogo de personajes irrepetibles sembraron España de rosas rojas.
En otras  formaciones políticas, Adolfo Suárez, Fraga, Carrillo, Solé Tura, Pujol y una abultada nómina de hombres y mujeres con enorme peso específico, también tiraron del carro sin miramientos. Todos ellos tuvieron que lidiar crisis profundas, reconversiones industriales, presiones internacionales y un terrorismo salvaje. Pero transmitían ilusión, cordura, solidez y credibilidad.
Salvo honrosas excepciones, comparar aquellos políticos de primera línea con los de ahora, produce cierto sonrojo y una velada sensación de fracaso colectivo.
De tanto mearle encima, la rosa socialista se ha marchitado. Si los jardineros regionales no le cambian la maceta, la riegan y fertilizan, se convertirán en cómplices silentes de su sequía. Y nosotros en sempiternos galeotes.
En fin paisanos, salud, larga vida y talento para disfrutarla. ¡Feliz 2011…!


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