OPINIÓN
Por Luis José de Ávila
PeriodistaEl otro día tuve la ocasión de visitar Castropol, la capital de este bello concejo del occidente de Asturias en el que el tiempo, en cuanto a su casco urbano se refiere, parece que está detenido. De viaje desde Oviedo por la carretera de la costa me di cuenta de dos cosas. Una, las obras de los tramos aún sin terminar de la autovía del Cantábrico están completamente paralizadas, con ausencia total de maquinaria y otra, esa zona de Bao, camino de Navia, o viceversa, atacado por las riadas de hace unos meses, está con una simple desviación de carretera de pueblo de tal manera que a lo largo de la autovía del Cantábrico, y de la propia “y”, en los paneles informativos se avisa que camiones de cierto tonelaje rumbo a Galícia deben ir por la vecina provincia de León. Vamos, una vergüenza. Si esto pasase en el País Vasco Pepiño Blanco ya no era ministro de Fomento; por tanto, lo digo sin acritud alguna, no me extraña que muchos dirigentes se pongan a temblar pensando que Francisco Alvarez-Cascos pueda llegar a la presidencia del Principado.
Pero yo quiero hablarles de Castropol, localidad que hacía muchos años que no visitaba. Pocos lugares habrá tan bonitos y tranquilos como su casco urbano en esta época otoñal. Solo encuentro a dos viejecitas que me invitan a jugar con ellas a un bingo cercano. Un solo bar, Casa Antonio, una sola tienda, el despacho de la bonoloto, algún que otro local en venta o alquiler, como no podía ser menos, y las dos sucursales bancarias -Cajastur y Caja Rural- situadas una frente a otra como si se espiasen. El edificio del ayuntamiento es una delicia. Vetusto donde los haya huele a rancio por los años que tiene y en su parte baja hay despachos con letreros curioso como éste que pone “Depósito de detenidos”. Un edificio muy antiguo el del ayuntamiento y, por tanto, poco apropiado a las necesidades de los ciudadanos, especialmente los que tiene problemas de movilidad, y es que para acceder a los despachos y al propio salón de plenos hay que subir un montón de escaleras y uno ya no está para muchos trotes.
El alcalde es el socialista José Angel Pérez García que lleva gobernando el concejo con mayoría absoluta -ocho concejales de once- dos legislaturas seguidas y va a por la tercera. Castropol lucha contra la despoblación, lo que desgraciadamente ocurre a tantos concejos asturianos. Un dato; en 1842 tenía 17.836 habitantes; al día de hoy está en solo 3.845 y bajando. Paradójicamente es uno de los municipios de más extensión de Asturias, del orden de los 122 kilómetros cuadrados, con unas vistas sobre al ría del Eo verdaderamente espectaculares.
El alcalde, como no podía ser menos, confía en que la tendencia a la baja se invertirá. El PSOE está fuertemente arraigado en el concejo. De las últimas ocho legislaturas ha gobernado en seis. Solo hubo una interrupción, en la de 1999, cuando gobernó Juan Calvo-Sotelo Ibañez, un hijo del que fuera presidente del gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo tras Adolfo Suárez. Ahora confía en la buena marcha de la principal industria de la zona, los astilleros privados Gondán, con sede en Figueras, y que ahora están ampliando para dedicarse a la fabricación de embarcaciones de fibra. Hay otra industria que está a punto de dar un buen pelotazo. Una dedicada a la fabricación de maquinaria para cortes forestales del empresario Rafael Castro. Ha diseñado, con patente incluida, unas máquinas que fueron copiadas por la multinacional Hunday. Están en pleito pero parece ser que pronto habrá acuerdo y los coreanos desembarcarán cual exóticos Marco PoloJosé Angel Pérez García tiene el detalle de regalarme un tomo con reproducción fascimilar de uno de los dos periódicos que hubo en el concejo, “El Aldeano” -el otro fue “Castropol”-, un periódico que existió entre 1929 y 1933 y que veía la luz los 15 y 30 de cada mes. Ya “El Aldeano” publicaba como propósito en su número uno: “Informar con amplitud sobre la vida de nuestra comarca y proporcionar a la juventud castropolense, que no lo sea solo en años, ocasión de defender y exponer sus opiniones”. Y encima va el alcalde y me lo dedica. Lo dicho, mejor reencuentro con Castropol, imposible. en la ría del Eo para instalarse en Castropol. El otro gran reto pendiente es el turismo. El sector de servicios, pese a la crisis, va lentamente hacia arriba y los parajes naturales de Castropol invitan al descanso y la relajación como pocos puedan haber en el Noroeste de la península. Vamos, prometo volver a Castropol pronto. Me ha prendado su casco urbano aunque tenga que subir empinadas escaleras para saludar al alcalde.
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