Ramiro, torero

30 de octubre de 2010

OPINIÓN
Por Luis josé de Ávila
Periodista

Fin de semana previo a la celebración de la festividad de Todos los Santos. No se olviden esta noche de retrasar una hora sus relojes. Como me temía la nueva ministra de Medio Rural Rosa Aguilar ha cesado al asturiano Menéndez de Luarca como subsecretario del ministerio. Nos hemos quedado sin el único asturiano con cargo relevante en el gobierno de la nación. Esperemos que, como compensación, Rubalcaba ascienda pronto a los cielos a nuestro delegado del gobierno Antonio Trevín, quiero decir, que se lo lleve para Madrid como subsecretario o director general de algo en su ministerio de Interior. Y es que resulta preocupante el poco peso de nuestros políticos en Madrid; hasta al líder de la oposición Mariano Rajoy le está resultando difícil arreglar la situación del Partido Popular de Asturias, decididamente camino de la ruptura que solo puede evitarse, creo yo, con la celebración de un congreso extraordinario, tal como viene solicitando el controvertido Francisco Alvarez-Cascos.
Ramiro, torero. Así le gritaban el otro día a su paso hacia el Teatro Campoamor los cientos de personas que recibían a los asistentes a los premios Príncipe de Asturias. Y es que a partir de ahora el psicoesteta Ramiro Fernández, peluquero de la selección española de fútbol, ha pasado a los tratados de protocolo del mundo mundial tras el ingenio que demostró ese día para poder saludar al seleccionador y jugadores que acudieron a recoger el premio de los Deportes a la entrada al acto. Y es que, para empezar, la Fundación que dirige Teresa Sanjurjo no le invitó ni al Teatro Campoamor ni a la recepción en el hotel de la Reconquista, de ahí que Ramiro Fernández, ni corto ni perezoso, se puso su mejor traje y con aire de importante, que lo es, se dirigió a pie por medio de la calle Uría hasta la entrada del teatro donde espero a sus queridos jugadores. Grandes abrazos, incluido también el presidente de Cantabria Miguel Angel Revilla al que le había enviado a  Santander el libro con sus autobiografía, y luego discreto mutis por la calle Pelayo mientras las butacas del teatro eran ocupadas por otros muchos con menos méritos que el propio Ramiro Fernández. Lo curioso del caso es que el psicoesteta ante la entrada del Campoamor fue saludado por el alcalde de Oviedo Gabino de Lorenzo y por el propio presidente de la Fundación Matías Rodríguez Inciarte quienes dieron por sentado que el allerano estaba invitado e iba a entrar al patio de butacas. Como digo, nada más lejos de la realidad, pero a Ramiro Fernández cuando se trata de los jugadores de la selección, cuyas cabezas ha tenido en sus manos en muchas ocasiones, no hay quien le pare y su intrusión para saludarles ha sido una de las fotos para publicadas en los medios, televisiones incluidas. Por supuesto, también Iker Casillas, al que observo está perdiendo mucho pelo últimamente, se llevó un buen paquete de productos capilares que Ramiro Fernández entregó a su chofer tras recibir la correspondiente petición de la madre del guardameta.
Insisto en que la Fundación no anduvo lista en el caso de Ramiro Fernández. Si un asturiano, primer hijo predilecto de Aller, por cierto, es el peluquero de la selección española de fútbol y ésta recibe el premio Príncipe de Asturias de los Deportes hay que invitarle y en lugar preferente, además. ¿O van a decirme que no?.

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