Meter la pata en otro idioma, deporte universal

13 de septiembre de 2010

No sólo los españoles meten la pata al hablar otro idioma y sufren malentendidos cuando viajan. La comunidad de viajes HolidayCheck ofrece testimonios de distintas nacionalidades europeas para quitarnos los complejos e ir más relajados al próximo viaje.
Irlanda: La isla esmeralda es uno de los destinos favoritos para aprender inglés. Estando en uno de esos cursos de verano la francesa Desireé más de una vez se sintió avergonzada al practicar el inglés, como aquella charla en el jardín con el cartero: “Hacía un día soleado y se me ocurrió decir ‘estoy caliente’ (i’m hot) en vez de ‘tengo calor’ (it’s really hot in here)”. Cuando el cartero  le explicó su fallo sintió todavía más calor en sus mejillas. Paula también cayó en ese mismo error hace 10 años. Y otros cuantos más. Ésta española recuerda entre risas las caras de la familia, que la hospedó ese verano en Dublín, cuando les dijo mientras desayunaban, que estaba constipada. “No sabía que constipated significa estreñida”.
Francia: Un malentendido típico es pedir veneno (le poison) en vez de pescado (le poisson) en el restaurante. Ésto le ocurrió a Herman, un chico de Ámsterdam que no entendía porqué su camarero le miraba aterrado. Peor lo pasó la americana Louise cuando disfrutó su primera cena romántica parisina. Cuando su cita le preguntó si quería algo más -quizás un postre- ella contestó sin querer “no gracias, estoy embarazada” -non merci, je suis plein-. Plein en sentido literal significa lleno o pleno, pero con el tiempo su uso se ha reducido al sentido figurado de estar embarazada (être plein). De ahí la confusión.
Portugal: Al compartir península confiamos en que todo irá como la seda en nuestras vacaciones al país vecino, pero ¡ojo! hay muchos “falsos amigos”, esa clase de palabras calco, con las mismas sílabas, de las que es mejor no fiarse porque pueden tener un significado opuesto. La periodista gallega Rosa lo sabe. De viaje en Cascais, para escribir un reportaje, la invitaron a una parrillada de pescado fresco. Después de devorar sardinas y otras exquisiteces del océano atlántico la preguntaron qué le había parecido. Y contestó entusiasmada:“Exquisito, estaba exquisito”. En portugués exquisito significa asqueroso. Todos los presentes se quedaron helados con su respuesta.
Alemania: En opinión de Nieves, el alemán es un idioma agradecido para cometer errores. Los alemanes reaccionan a nuestras meteduras de pata diciendo ¡pero qué dulce! (wie süss!), “¿y a quién le molesta que le llamen dulce cuando te equivocas?”. Esta madrileña además cita otro error muy común:“Decimos he extraviado el tren, en vez de he perdido el tren”. Como consuelo cabe señalar que los holandeses también se confunden al hablar alemán, aunque sus idiomas sean parecidos. Por ejemplo, una noche de verano a la holandesa Rudy se le ocurrió hacer el comentario “qué noche más gay” porque hacía mucho bochorno. Sus amigos alemanes se troncharon. Rudy no sabía que las palabras sofocante -schwül- y gay -schwul- sólo se diferencian en una diéresis.

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