OPINIÓN
Por Luis José de Ávila
PeriodistaAcudo al piso que heredé de mi padre, un modesto administrativo de ENSIDESA, en Versalles (Avilés) y me entretengo en revisar el montón de libros que allí tengo, consecuencia de que no me caben más en mi domicilio de Oviedo. Y allí me topo con una publicación de 1987, “Rasgos y riesgos del desencanto astur” cuyo autor es Francisco Alvarez-Cascos con prólogo del periodista gijonés Juan Ramón Pérez de las Clotas. Lo tengo dedicado por el que luego fuera vice presidente del gobierno de José María Aznar y dice así: “Para mi amigo Luis José Avila, con la esperanza puesta en el futuro de Asturias, de su amigo Francisco Alvarez-Cascos, Oviedo 9 de marzo de 1987″.
Pues bien, veintitrés años después continuamos con la esperanza puesta en el futuro de esta comunidad a la que el líder del PP Mariano Rajoy parece tomar a la gallega, siendo ya la única que aún no tiene designado el candidato que encabezará la lista a la presidencia del Principado por dicho partido en mayo próximo, como quien dice, a la vuelta de la esquina.
En ese libro, el tercero que escribió Alvarez-Cascos -el primero fue “Testimonios de una crisis”, ¿Sería premonición?, con prólogo de Manuel Fraga Iribarne; el segundo, “Discursos políticos” con prólogo de Román Suárez Blanco-, analiza a través de artículos publicados en la prensa regional, fundamentalmente en La Nueva España -eran tiempos de amor, no de odio- el luego ex ministro de Fomento temas candentes de Asturias que aún continúan siéndolo, caso de “Medio siglo de páginas abiertas (en las bodas de oro de La Nueva España)”, “Hacia el nuevo estado de las Autonomías”,”El Principado ante su propia crisis institucional”, “Viejos y nuevos ayuntamientos”, “¿Que hace el gobierno del Principado?”, “El cambio del presidente de Asturias”, “La Junta General del Principado bajo mínimos”, “En defensa del Instituto Nacional de Silicosis”, “El carbón amenazado por el gobierno”, etc.
En noviembre de 1982 mi admirado colega Fernando Poblet, hoy felizmente jubilado en Madrid, le hizo una extensa entrevista en Hoja del Lunes de Gijón, que se publica en el libro en cuestión, cuya entradilla era en sí todo un retrato del hoy aspirante al retorno político en Asturias. Así escribía Fernando Poblet:
“- ¿Francisco Alvarez-Cascos?.
-No está, ha ido a misa de una.
Alvarez-Cascos -”cuando me miras moreno, adentro del alma”- tiene majeza de pasodoble español. Alumno de diez en urbanidad y cinco en conducta, no exhibe la beatitud de un Mariano Abad. Su belleza de flequillo movible al compás del tres por cuatro dispone de un suplemento pícaro, remotamente enlazado, tal vez con el de aquellos amtíguos menestrales que primero tomaban una jícara de chocolate en casa y después una botella de cogñac en el reservado malva del casino.
Las lenguas de doble filo dicen que don Francisquito es un progresista. Yo solo añado por mi cuenta y riesgo que en este solar que llamamos España, donde llevar “El País” durante una manifestación hace seis años era bofetada segura, hoy por hoy, ideas sociales y políticas avanzadas no las detenta nadie. Bien podría, pues, incluirse a nuestro heroe, por edad y discurso, en esa ambigua nómina. Conservar y renovar, al fin y al cabo, se conjugan de la misma manera.
Sus amigos, en cambio, dicen que está pagado de sí mismo. Muy bien pagado. No lo sé, no lo sé, francamente. A mi lo que me parece es que es un “madelman” impecable, con su cartera, camino de la Diputación -Señor Presidente, pido la palabra-. La educación. Me cautiva por ese lado.
Luego resulta que no usa paraguas cuando llueve, que es afamado pescador de río y que a pesar de reunir todas las características de “Príncipe” de los jesuitas, estudió (y jugó al balonmano) en el Corazón de María. Algo no encaja. Y yo quiero, necesito saber con urgencia, para que vaya casando el puzzle, de donde le viene la admiración por Manuel Fraga Iribarne que así, a ojo, parece su antítesis”.
Bueno, ya me dirán. En este libro ya lejano en el tiempo Francisco Alvarez-Cascos cita once veces a José Angel Fernández Villa y diez a Gaspar Melchor de Jovellanos pero los que baten el record son Manuel Fraga Iribarne, José Manuel Palacio Alvarez, entonces alcalde de Gijón, y Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos, ya presidente del Principado; también Felipe González Márquez. Lógicamente Gabino de Lorenzo no es citado ni una sola vez y es que entonces no existía aún políticamente.
En fin, creo que faltan unos pocos días, sino horas, para que el gallego impenitente Mariano Rajoy desvele el nombre del candidato/a. Mientras eso ocurre el aspirante socialista Javier Fernández, ingeniero superior de minas como Gabino de Lorenzo, podrá tomar tranquilamente las uvas de fin de año.
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