Derrotada la Ley Sinde en el Congreso

21 de diciembre de 2010

La llamada "Ley Sinde" ha culminado su errática tramitación con una derrota en la comisión de economía del Congreso de los Diputados. Tras conocer que la embajada de Estados Unidos intervino presionando al Gobierno y que éste le pidió que extendiese la presión a otros partidos no se puede argumentar que la medida tenía por origen la defensa de los derechos de los autores y creadores, sino los de industrias y gestores de derechos estadounidenses.

En la defensa de la ley se ha buscado escenificar un falso enfrentamiento entre creadores y ciudadanía. La creación artística es imprescindible en una sociedad democrática y debe ser central para la ciudadanía. Siempre fue unida a la reivindicación de mayor democracia la máxima dignificación del arte y sus creadores y creadoras, así como su difusión para que generara una ciudadanía mejor. La cultura es un derecho de ciudadanía y para ello las creadoras y creadores deben estar en íntima alianza con el conjunto de la ciudadanía a la que enriquecen.

La aparición de nuevas tecnologías supone una oportunidad inédita en la Historia para la difusión del conocimiento y de muchas formas de creación artística. Sin embargo, es innegable que esa difusión exige cambios en nuestras políticas culturales para que tal difusión no sea a costa de peores condiciones de vida para las creadoras y creadores de música, películas, libros...

La "Ley Sinde" era fruto de una concepción del arte como producto de consumo. De tal concepción sí surgía un enfrentamiento entre una industria "cultural" y una industria de las telecomunicaciónes. Esa concepción está destinada al fracaso, como hemos constatado hoy y comprobamos todos los días, y por eso llamamos a un cambio en el modelo cultural que pase por un sector público volcado en la promoción de cultura, en la máxima dignificación de la creación artística y en la potenciación de la difusión del arte, de la cultura y del conocimiento. Entre la ciudadanía y la creación artística no sólo no puede haber enfrentamiento sino que debe haber una alianza para que la cultura vertebre nuestra sociedad sin condicionantes externos, ya sean mercantiles, diplomáticos o del tipo que sea. Sólo en esas condiciones podremos hablar de cultura libre y esa debería ser la aspiración tanto de creadores como de quienes aspiramos a una sociedad más libre

Izquierda Unida trabajará por impulsar un nuevo modelo de política cultural con estos parámetros y huye de las presiones de industrias ajenas a los intereses de la ciudadanía para, de la mano de creadores, internautas y ciudadanía en general, aprovechar las nuevas tecnologías y el sector público como oportunidad para una cultura libre para una sociedad más democrática.

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