Redescubriendo Madrid

8 de diciembre de 2010

OPINIÓN
Por Luis José de Ávila
Periodista

 Hacía tiempo que no venía a Madrid en plan turista de medio pelo y este largo puente festivo me vino como anillo al dedo. Un Madrid de cielo plomizo con un centro abarrotado de turistas nacionales, como un servidor, y unas colas para visitar el Congreso, o comprar lotería de navidad en Doña Manolita, que me dejaron con la boca abierta. En el caso del Congreso la cola subía por el paseo del Prado y rodeaba el edifico del Banco España en la calle de Alcalá. La de Doña Manolita, hasta la plaza del Carmen. Vamos, algo increíble.
 Crisis habrá pero estos días no se nota en la capital de España. El 90 por ciento del turismo es nacional –será por lo de los controladores- y en el eje plaza del Sol -¿Por qué me la has estropeado querido Gallardón de esta manera?- plaza Mayor no cabe un alfiler. Muchas policías nacional y municipal por las calles. Me reconforta, tan pendiente como estoy que no me roben la  cartera. Para el musical “Los miserables” ya no quedan entradas. En el Reina Victoria la millonésima representación de La Ratonera de Aghata Cristie. La hostelería de la capital de España, en manos de la emigración hispanoamérica. Todos con buena voluntad y cara de miluristas pero el servicio fatal. Solo me animo tomando una copa en la cafetería del hotel Liebany en la plaza del Carmen donde observo que continúan los mismos camareros de hace veinte años. Este hotel era del asturiano Pepe Sevilla, un destacado empresario que hizo fortuna en México, ya fallecido, y que, por tanto, supongo habrán heredado el hotel sus sobrinos. Tampoco nota la crisis el restaurante La Fueya en la calle Doctor Castelo. Su propietario Paco Rodríguez, de Cangas del Narcea, emprendedor donde los haya, ha abierto junto al establecimiento una tienda de productos asturianos. Es lo que se dice hacer patria.
 Si hay colas espectaculares para visitar el Congreso y comprar lotería en Doña Manolita todo lo contrario ocurre en el Museo del Prado para ver lo mejor de Renoir. El colmo, cojo un taxi y el conductor, que se confiesa estudiante de ciencias políticas, al saber soy de Oviedo me pregunta por el lío de la candidatura de Francisco Alvarez-Cascos. Increíble pero cierto. Me doy una vuelta en el bus de Madrid Visión y junto a la puerta de Toledo observo el parque de bomberos con una gran pancarta que pone: “Hoy, solo ocho bomberos para 275.000 habitantes”. Veo con tristeza que los cines Madrid han cerrado y el solar anuncia un nuevo mall comercial. En la cola para visitar el Congreso pregunto a un grupo de jóvenes si conocen a Celestino Suárez, que como saben, ¿o no?, es diputado socialista por Asturias, y ponen una cara de desconocimiento que casi me asusta. En puertas abiertas los padres de la patria no están; solo están cuando el Congreso tiene las puertas cerradas, al pueblo me refiero. Con todo Madrid sigue teniendo su encanto. Hasta los escasos hinchas del Auxerre han tenido ocasión de comprobarlo horas antes de que su equipo se enfrente al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabeu. Cuando paso al lado de él comprendo que ya sobra del paseo de la Castellana. Un emprendedor como Florentino Pérez tiene que estar ya buscando un solar donde ubicarlo.

0 comentarios:

Observatorio Digital