OPINIÓN
Por Luis José de Ávila
PeriodistaA partir de mañana los sindicatos mayoritarios comienzan de nuevo a realizar acciones de protesta como son concentraciones y una manifestación en Oviedo el próximo sábado. Esto es como el cuento de nunca acabar. Está visto, como suponía, que la huelga general del pasado septiembre no sirvió para nada. Menos mal que la manifestación ahora es un sábado y así, por lo menos, los que tienen trabajo no perderán el salario. Estamos en pleno proceso de elecciones sindicales y aquí, en Asturias, tengo la impresión de que la UGT aventaja en bastante a CCOO, pero el país continúa teniendo oficialmente más de cuatro millones de parados, aunque hay un 20 por ciento de economía sumergida, y en Asturias rondamos los 80.000. No es normal tanta paz social por mucho que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero subvencione a los sindicatos. No es bueno para España que éstos, como lo están haciendo los políticos, se despeguen del pueblo. Nuestra sociedad democrática necesita de sindicatos fuertes y realistas, además de independientes del poder constituido. Lo mismo ocurre con la patronal, que también recibe sus buenas subvenciones de las distintas administraciones. Su cúpula, la CEOE, está inmersa en pleno periodo de elección de nuevo presidente después del petardazo de Gerardo Díaz Ferrán. Tal como veo las cosas su sucesor será Rosell, el presidente de la patronal catalana, ¿Cómo no?. Nuestro presidentín, Severino García Vigón, apenas ha contado con posibilidades para el cargo. Eso sí, a nivel asturiano será reelegido para otros cuatro años al frente de FADE. Su candidatura es la única que opta a las elecciones. Golpe fuerte han recibido las Cámaras de Comercio, patronales obligatorias hasta ahora, a quien el gobierno en su última lista de medidas anti crisis elimina la obligatoriedad que los empresarios tenían de pagarles una cuota. Es el momento, como bien acaba de decir el presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, Luis Arias de Velasco, de que se fusionen las tres -Oviedo, Gijón y Avilés- que hay en Asturias.
Volviendo a los sindicatos, deberían de comprender que las decisiones económicas y sociales, financieras en definitiva, ya no se toman en Madrid, ni siquiera en Bruselas. El mundo mundial, global y sin fronteras, que vivimos extiende su manto por unos mercados regulados por el más puro y duro liberalismo. Fíjense sino en lo que está ocurriendo con nuestro carbón. En 2018 se terminará de subvencionar a las minas no rentables según acaba de acordar la Unión Europea; ello quiere decir que a las empresas no les paga el tiro invertir a partir de ahora en sus explotaciones; sin embargo, la energía a nivel mundial cada vez está más cara y nuestro depauperado carbón debería lograr el status de reserva energética estratégica propia. Queda muy lejos aquel tiempo en que la minería tenía más de 50.000 puestos de trabajo en Asturias. Actualmente son poco más de 3.000 pero en los tiempos que vivimos son muchos puestos de trabajo, de ahí que hay que defenderlos por encima de todo.
José Luis Rodríguez Zapatero y su gobierno, que en su momento, como tantos otros, no vieron venir la crisis, están atrapados por las férreas directrices de la UE. Tiene gracia, debido a ello ha empezado a aplicar políticas, como las privatizaciones, que harían sonrojar al mismísimo José María Aznar. No me extraña que, aunque mansamente, los sindicatos de clase protesten.
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