La catedral de Granada vuelve a mostrar en todo su esplendor el ciclo de La vida de la virgen, obra cumbre De Alonso Cano

11 de diciembre de 2010

El Instituto del Patrimonio Cultural de España ha reinstalado este conjunto pictórico en el lugar para el que fue concebido, la parte superior del ábside de la catedral

Obras de plena madurez de uno de los más geniales artistas del Barroco español, los siete lienzos dedicados al ciclo de la Vida de la Virgen, fueron realizados en diversos momentos entre 1652 y 1664. Constituyen una auténtica demostración de creatividad, no solamente por sus dimensiones –4,50 x 2,30 cm. cada uno – sino sobre todo por la dificultad que suponía construir escenas complejas y legibles a gran altura, aproximadamente quince metros sobre el suelo de la capilla mayor.

Con motivo de la celebración del centenario del nacimiento del artista granadino en 2001, los lienzos fueron descolgados para su restauración y posterior exhibición pública en diferentes exposiciones. Sin embargo, las serias dificultades y riesgos de la recolocación hizo que los lienzos permanecieran expuestos en los diversos tramos de la girola de la catedral, sobre respaldos y peanas que descansaban directamente en el suelo. Este hecho, y los movimientos a que fueron sometidos por las exposiciones, han exigido también un somero tratamiento consistente en limpieza superficial de barnices, pequeños retoques de consolidación, y barnizado final. Además, en alguno de los lienzos se han encontrado pequeños levantamientos de la capa pictórica y algún retoque en mal estado. En dos de ellos los bordes de los lienzos estaban sueltos, no sujetos al bastidor, lo que originó pérdidas en la capa pictórica, que han sido tratadas.

Tras estos trabajos in situ, se procedió a la instalación de los lienzos con sus bastidores en las hornacinas correspondientes, en la capilla mayor. Para ello se instaló en el triforio un andamio diseñado específicamente para que pudiera girar por toda la superficie del muro del ábside, y que alcanzara en altura la parte superior de las hornacinas. Hasta el andamio llegaba un ascensor consistente en una malla separada por dos barras de policarbonato en la zona superior e inferior, que trasportaron los lienzos hasta su lugar de origen.
Una vez colocados, el anclaje de los lienzos se realizó mediante elementos antioxidantes en ele que los sujetaron adecuadamente sin dañar la obra.

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