El representante especial de la ONU para Iraq condenó en los términos más enérgicos el ataque terrorista perpetrado anoche en una iglesia católica en el centro de Bagdad, que dejó al menos 58 muertos y más de 70 heridos. Los muertos se produjeron durante el asalto a mano armada del lugar y, más tarde, durante el operativo de rescate de los feligreses que fueron tomados como rehenes por los atacantes.
En un comunicado, Ad Melkert, expresó gran preocupación por los actos de violencia dirigidos a la población de todas las comunidades iraquíes, que siguen cobrándose vidas diariamente.
Melkert reiteró su llamamiento a todos los líderes de Iraq a acelerar las negociaciones de un acuerdo sobre todos los asuntos pendientes en la arena política, sobre todo en lo referente a la formación del gobierno de ese país.
El enviado de la ONU señaló que sólo así podrá mejorar la capacidad de protección de los ciudadanos por las autoridades.
Según las informaciones preliminares, la mayor parte de los muertos en el asalto a la iglesia eran mujeres y niños, aunque también se contaron diez miembros de las fuerzas de seguridad, cinco atacantes y dos párrocos.
El atentado comenzó cuando dos suicidas detonaron sus cargas explosivas dentro del templo y luego tomaron como rehenes a los fieles que se encontraban en el lugar.
La policía antiterrorista de Iraq fue la encargada de la operación de rescate.
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