OPINIÓN
Por Luis José de Ávila
Me llama uno de mis espías muy asustado. Avila, ¿Que tramaban el domingo por la tarde en una cafetería del campus ovetense del Milán el concejal no adscrito José Suárez Arias-Cachero, alias Felechosa, y el asesor discreto, que no secreto, de Gabino de Lorenzo, el informático Luis Gómez, conocido popularmente como “El Chino”?. Bueno, pienso yo, que conspirar. En su día muchos me comentaron que la llegada de Felechosa al ayuntamiento ovetense vino de la mano de Luis Gómez. Puede ser. La verdad es que a estas alturas de la película da lo mismo. En todo caso este lío de la designación de candidato del Partido Popular a la presidencia del Principado está produciendo un desgaste absurdo a sus dirigentes. Y a todo esto Francisco Alvarez-Cascos más callado que Pablo Bastida, el misterioso director del Real Oviedo, en un partido de segunda B. Otro buen amigo me manda un e-mail con el siguiente número de teléfono: 915 577 300 que por lo visto pertenece a la sede del Partido Popular en la calle Génova de Madrid. Me cuenta que es un número habilitado para los asturianos, presumiblemente en apoyo al ex vicepresidente del Gobierno en su candidatura de Asturias.
Por si acaso es un timo ni se me ocurre llamar pero sí, aquí, toda la derechona está a la espera de que Francisco Alvarez-Cascos se pronuncie sobre si le gustaría o no ser candidato a la presidencia de Asturias. En agosto próximo se cumplirán dos siglos del retorno desde el exilio a Asturias de Gaspar Melchor de Jovellanos. A Alvarez-Cascos le gustaría que coincidiera dicha efeméride con su propio retorno a la madre patria asturiana pero tiene también razón el alcalde de Oviedo Gabino de Lorenzo cuando dice, quizás demasiado tímidamente, que el ex ministro no se ha postulado como candidato; vamos, que ya está bien de marear la perdiz.Será el próximo día 22 cuando el citado Gabino de Lorenzo y el ex ministro se vean de nuevo las caras, aunque quizás a distancia, en la entrega de los premios Príncipe de Asturias. ¿Se saludarán?. Puede, ya se sabe que de los políticos cabe esperar todo. Mientras la discreta, pero eficaz, Pilar Fernández Pardo, en absoluto quemada en esta infantil batalla que se celebra en el seno del PP asturiano, prepara su propia guerra para intentar ser alcaldesa de Gijón. Una salamantina al poder, que diría mi admirado José Ramón Castañón. En las últimas elecciones municipales obtuvo los mejores resultados del partido conservador dejando en mal lugar a su antecesora Mercedes Fernández, casquista furibunda. Claro que el PP gijonés se rompió pero ahora las encuestas no dan mal sobre las posibilidades de la Pardo mientras el que será su oponente, el profesor Santiago Martínez Arguelles, prepara también su equipo, que estará muy renovado respecto al de Paz Fernández Felgueroso.
Bien, como suele ocurrir en este tipo de situaciones a la italiana, nos veremos las caras en el juzgado; quiero decir que Felechosa ya ha presentado una querella contra Agustín Iglesias Caunedo, ex esposo de la candidata Isabel Pérez Espinosa, por haberle calificado de corrupto en un diario regional. Mientras, la oposición, o sea, Paloma Sainz, frotándose las manos pero va a ser, de todas las maneras, muy difícil que la perla de Asturias, como el ex presidente de la pre autonomía Rafael Fernández califica Oviedo, caiga en manos socialistas. Habría que inventar a otro Antonio Masip y ello se me antoja imposible.




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