¿Que rayos pasa con el Real Oviedo?

22 de septiembre de 2010

OPINIÓN

Por Luis José de Ávila

Periodista
 
Tenía razón el alcalde Gabino de Lorenzo cuando el otro día comentó a un amigo común que no sabía por donde iba a salir este asunto del Real Oviedo. Y vaya si tiene razón porque apenas iniciada la temporada todo indica que tampoco en ésta ascenderá. La verdad es que no entiendo la sumisión de toda una afición, de toda una ciudad, ante la catastrófica gestión que de unos años para acá está teniendo el club, ahora coronada con la envenenada guinda de traer de Barcelona a un tal Pablo Bastida, un yuppi que hasta ahora solo se ha limitado a convocar una rueda de prensa cuasi rosa con fotos sobre el césped del Carlos Tartiere.
No entiendo como se admite al fíu del panadero de San Claudio, el accionista mayoritario Alberto González, la gestión en la sombra, como el peaje, mientras el segundo accionista, el ayuntamiento, no está ni se le espera, lo mismo que el tercero, el abogado allerano Celso González, del que no hemos vuelto a saber nada tras años de mangonear el club con Eugenio Prieto como pantalla. Entre unos y otros se ha conseguido tener al Real Oviedo bajo mínimos, deportiva y económicamente hablando, mientras se creaba una estructura de club de primera división con gerente, director deportivo, jefe de prensa, portavoz del consejo de administración, relaciones públicas,etc. De la cantera, ni me acuerdo, por mucho que intente volcarse el bueno de Ataulfo, y es que cada temporada desde hace cuatro el Real Oviedo se desprende al terminar de una media de quince jugadores para pasar a contratar otros tantos, algunos verdaderos deshechos de tienta, venidos de equipos de flojos y con un curriculum que da pena. Luego, ya se sabe, enfrentamientos con las peñas, líos judiciales, y a la espera de ganar un juicio al Principado de Asturias que vergüenza les debiera de dar.
Voy a ser sincero. Toda esta catástrofe la vi venir cuando a los treinta días de ser designado presidente el periodista Tony Fidalgo presentó su dimisión irrevocable. Ahora tenemos un presidente títere, Cuqui Bances, que creo no ha dimitido aún porque le gusta salir en los medios de comunicación más que a un niño un Chupa Chuss de los que todavía se fabrican en Piloña. Con él hacen piña el citado Ataulfo, estos días cargando pilas en Torremolinos, y Costas que las carga en León.
Además de éxitos deportivos, o sea, lograr ascender a la Segunda División, el Real Oviedo necesita imagen y cariño de su ciudad, teniendo además como tiene toda una catedral del fútbol como es el nuevo estadio Carlos Tartiere con capacidad para más de 30.000 personas, construido hace diez años por el ayuntamiento, o sea, con el dinero de todo el censo ciudadano y que a estas alturas del partido no sabe exactamente para que se hizo.
Aunque Gabino de Lorenzo anda esta temporada muy liado con el tema de la candidatura de Francisco Alvarez-Cascos a la presidencia del Principado -sí, mon ami, vete preparando los percebes que el ex ministro viene- tiene que, debidamente asesorado, coger el balón y poner las cosas en su sitio comenzando por limpiar de burocracia el club y colocar a alguien con carisma oviedista al frente. Aunque no se si querrá se me ocurre el nombre del psicoesteta Ramiro Fernández, que ya fue concejal de Oviedo, y es, además, el peluquero oficial de la Selección Española de Fútbol. Su templanza, relaciones públicas y contactos con los principales equipos de fútbol, especialmente el Real Madrid, podría ser muy interesante para el club carbayón.
Sin haberme repuesto aún el bochorno sufrido frente al Mirandés me surgen éstas líneas pidiendo una solución que no se puede demorar más. Veremos.
 

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