Las personas con discapacidad mental y psicosocial se encuentran entre los grupos más marginados en los países en desarrollo. Aunque los agentes del desarrollo se han comprometido a centrar su labor en los miembros más vulnerables de la comunidad, muchos programas siguen desatendiendo y excluyendo a este grupo.
Este es el mensaje de un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el desarrollo y la vulnerabilidad de las personas con problemas de salud mental que se presenta hoy en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Según el informe, la mayoría de los programas de desarrollo y alivio de la pobreza no llegan a las personas con discapacidad mental o psicosocial. Por ejemplo, un 75% a 85% de ellas no tienen acceso a ninguna forma de tratamiento para sus trastornos mentales. Las discapacidades mentales y psicosociales se asocian a tasas de desempleo que pueden llegar al 90%. Además, a los afectados no se les proporcionan oportunidades educativas y laborales que les permitan realizar todo su potencial.
«Para cambiar esta situación es necesario que los organismos de desarrollo le presten más atención», ha dicho el Dr. Ala Alwan, Subdirector General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental. «La falta de notoriedad, participación y poder de las personas con discapacidad mental o psicosocial requiere un esfuerzo adicional para atenderlas y hacer que participen de forma más directa en los programas de desarrollo.»
Enorme reto
El reto es enorme. Se calcula que una cuarta parte de la población mundial sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida. Estos trastornos son causa de una elevada mortalidad y discapacidad, y representan un 8,8% de la carga de morbilidad total en los países de ingresos bajos, y un 16,6% en los de ingresos medios. En 2030 la depresión será la segunda causa de carga de morbilidad en los países de ingresos medios, y la tercera en los de ingresos bajos.
Atender las necesidades de los descapacitados mentales o psicosocial
En el informe se pide a los agentes del desarrollo que atiendan las necesidades de las personas con discapacidad mental y psicosocial, para lo cual han de:
- Reconocer la vulnerabilidad de este grupo e incluirlo en todas las iniciativas de desarrollo.
- Ampliar los servicios de salud mental en la atención primaria.
- Incluir a esas personas en programas generadores de ingresos y proporcionarles beneficios sociales y relacionados con su discapacidad.
- Involucrarlas en la elaboración de los programas y proyectos de desarrollo.
- Incorporar la protección de sus derechos humanos en las políticas y legislaciones nacionales.
- Incluir a los niños y adolescentes con discapacidad mental y psicosocial en los programas educativos.
- Mejorar los servicios sociales para las personas con este tipo de discapacidad.
La OMS está colaborando con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA) para integrar la salud mental en los programas y las agendas de desarrollo a nivel nacional.
«Tenemos que romper las barreras que siguen excluyendo a las personas con discapacidad mental o psicosocial», ha dicho el Sr. Sha Zukang, Secretario General Adjunto de UNDESA. «Para que puedan tener mejores oportunidades y beneficiarse de los frutos del desarrollo, deben implicarse en la elaboración de las políticas y los programas relacionados con el desarrollo.»
El informe destaca que es posible mejorar los resultados del desarrollo si se invierte en las personas con problemas de salud mental. Los trastornos mentales prioritarios son la depresión, las psicosis, el suicidio, la epilepsia, la demencia, los trastornos relacionados con el consumo de alcohol y drogas, y los trastornos mentales de los niños.
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