Jornada Demostrativa sobre nuevas variedades de Faba Granja desarrolladas por el SERIDA. 2 de Septiembre de 2010, en Santiago, Valdés.

31 de agosto de 2010



El SERIDA organiza una jornada para mostrar las ventajas sanitarias, agronómicas y productivas de las nuevas variedades de faba Maximina y Sinara. Posteriormente, una cata ciega servirá para comprobar las propiedades sensoriales de estas fabas.
 

La jornada pretende mostrar a los agricultores, envasadores y transformadores de Faba Granja las ventajas sanitarias y agronómicas que ofrecen las nuevas variedades de faba obtenidas por el Servicio regional de investigación y Desarrollo Agroalimentario del Principado de Asturias (SERIDA) que permiten solucionar algunos problemas que habitualmente afectan al cultivo, para avanzar en propuestas viables y rentables para el medio rural asturiano.
La jornada se desarrollará en una plantación de fabes de un agricultor colaborador del SERIDA, próxima al punto de encuentro, donde se podrán observar las plantas de las nuevas variedades y culminará en un restaurante cercano con una cata ciega para los asistentes a la jornada donde podrán comprobar las características organolépticas de estos materiales.
En los últimos 15 años, el SERIDA ha venido desarrollando programas de mejora genética para minimizar algunos de los problemas que afectan al cultivo de la Faba Granja en Asturias y mejorar su rentabilidad. Entre los problemas mencionados destacan la susceptibilidad a enfermedades como la antracnosis, el virus del mosaico común (BCMV) o el virus necrótico del mosaico común (BCMNV).
Como resultado de estos trabajos se han obtenido variedades descendientes de la variedad comercial Andecha (la faba más conocida y utilizada por los productores) entre las que se encuentran las nuevas variedades de Faba Granja Sinara y Maximina.
Estas nuevas variedades son de tipo granja; es decir, de semilla blanca, oblonga y muy grande, como la variedad Andecha con la que mantienen similares características de calidad. Pero además, incorporan ventajas en el aspecto sanitario y en el agronómico. Así, la resistencia de estas variedades a determinados patógenos supone un menor empleo de pesticidas (y por tanto menores costes de producción) y mayores facilidades en el caso de optar para un modelo de agricultura sostenible. Las nuevas variedades también son más precoces por lo que se reduce el riesgo de pérdidas de cosecha debidas podredumbres causadas por las lluvias al final del cultivo.

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