El peligro de pandemia a causa del virus H1N1 ha pasado ya, según la OMS

10 de agosto de 2010




La Directora General de la OMS, Dra. Margaret Chan, ha anunciado que el mundo se adentra en el periodo pospandémico en lo que se refiere al virus gripal H1N1. Sin embargo, es probable que sigan registrándose brotes locales de diversas magnitudes.
El mundo ya no se encuentra en la fase 6 de la alerta por pandemia de gripe, y nos adentramos ahora en el periodo pospandémico. En gran medida, la trayectoria del nuevo virus H1N1 se ha agotado.
Estas son las opiniones del Comité de Emergencias, que se ha reunido hoy mismo por teleconferencia.
El Comité ha basado su evaluación en la situación mundial y en los informes de varios países que en estos momentos están afectados por la gripe. Estoy plenamente de acuerdo con las orientaciones del Comité.
Que estemos entrando en el periodo pospandémico no significa que el virus H1N1 haya desaparecido. Sobre la base de la experiencia adquirida en pandemias precedentes, prevemos que el virus H1N1 se comportará como un virus gripal estacional y seguirá circulando durante varios años.
En el periodo pospandémico puede registrarse una elevada transmisión de H1N1 en brotes locales de diversa magnitud. Esa es la situación que se observa ahora mismo en Nueva Zelandia, y que puede darse en otros lugares.
De hecho, las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias de la India y Nueva Zelandia, en lo que se refiere a la vigilancia, la pronta detección y tratamiento y las recomendaciones de vacunación, son un modelo de la respuesta que otros países quizás tengan que dar en el periodo pospandémico inmediato.
A escala mundial, los niveles y las pautas de transmisión del H1N1 que se están observando difieren significativamente de lo que se observó durante la pandemia. Ya no se notifican brotes no estacionales en ninguno de los dos hemisferios. Los brotes de gripe, incluidos los causados principalmente por el virus H1N1, son de intensidad similar a los observados durante las epidemias estacionales.
Durante la pandemia, el virus H1N1 desplazó a otros virus gripales y se convirtió en el virus predominante. Ya no es el caso. Muchos países notifican la presencia de una mezcla de virus gripales, como suele ser característico en las epidemias estacionales.
Según estudios publicados recientemente, en algunas zonas, entre el 20% y el 40% de la población está infectado por el virus H1N1 virus y, por consiguiente, presenta cierto grado de inmunidad protectora. Muchos países señalan una buena cobertura de vacunación, en especial entre los grupos de alto riesgo, cobertura que aumenta aún más la inmunidad del conjunto de la comunidad.
Las pandemias, igual que los virus que las causan, son impredecibles. También lo es el periodo pospandémico inmediato. Se plantearán numerosas preguntas, y tendremos respuestas claras únicamente para algunas de ellas. Es extremadamente importante la vigilancia continua, y la OMS ha publicado orientaciones relativas a la vigilancia, la vacunación y el manejo clínico recomendados durante el periodo pospandémico.
Sobre la base de los datos disponibles y la experiencia de pandemias precedentes, es probable que el virus siga provocando una grave morbilidad entre los grupos de edad más joven, al menos durante el periodo pospandémico inmediato. Los grupos que durante la pandemia han sido considerados como de mayor riesgo de sufrir afecciones graves o mortales probablemente sigan expuestos al mayor riesgo, aunque cabe esperar que disminuya el número de esos casos.
Además, en una pequeña proporción de las personas infectadas durante la pandemia, incluidos jóvenes en buen estado de salud, cursó una forma grave de neumonía viral primaria que no suele observarse durante las epidemias estacionales y que se muestra particularmente rebelde al tratamiento. Se ignora si esa pauta cambiará durante el periodo pospandémico, lo que no hace sino subrayar la necesidad de que se mantenga la vigilancia.
Como he dicho, las pandemias son impredecibles y a menudo reservan sorpresas. Nunca ha habido dos pandemias iguales. Con esta hemos sido mucho más afortunados de lo que temíamos hace poco más de un año.
Esta vez ha sido pura cuestión de suerte: el virus no mutó durante la pandemia a una forma más letal; no se desarrolló resistencia al oseltamivir de modo generalizado; la vacuna tuvo una buena correspondencia con los virus circulantes, y su perfil de seguridad fue excelente.
Gracias las amplias medidas de preparación y al apoyo de la comunidad internacional, incluso los países dotados de sistemas de salud muy débiles lograron identificar los casos y notificarlos con prontitud.
Si en cualquiera de esos aspectos las cosas hubieran ido mal, la situación sería hoy muy distinta.

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