La Unión Europea busca su sitio en el plan estadounidense de un escudo antimisiles

6 de diciembre de 2010

En un plazo de diez años, la mayor parte de Europa debería quedar protegida de la amenaza de misiles gracias a un nuevo escudo de defensa diseñado por Estados Unidos y que fue adoptado por la OTAN en su Cumbre de noviembre. Representantes de la Alianza Atlántica y del gobierno estadounidense informaron a los eurodiputados de los detalles del proyecto durante una audiencia especial celebrada el pasado 30 de noviembre por la subcomisión parlamentaria de seguridad y Defensa.

El proyecto de un escudo antimisiles, presentado por el Presidente estadounidense Barak Obama hace ya un año, tendría como objetivo proteger a todos los países miembros de la OTAN frente a posibles ataques con misiles. En principio, implicaría el despliegue de barcos con capacidad de interceptar los misiles, así como de mecanismos móviles terrestres en Rumanía y Polonia, todo ello combinado con sistemas de radar y redes de mando en otros países, así como de satélites.

La OTAN identifica amenazas concretas, como Irán, como explicó Robert G. Bell, de la misión estadounidense en la OTAN. "Este proyecto no se basa en ideologías, sino en prudencia", aseguró a los eurodiputados, agregando que "existen hoy misiles iraníes que podrían alcanzar objetivos en Europa".

En cualquier caso, la posición sobre el proyecto está lejos de ser uniforme. "Es un tema muy sensible; hay quienes ven esta capacidad como parte de la disuasión nuclear, mientras que otros ven el proyecto como una forma de reemplazarla", apuntó el Presidente de la subcomisión de Seguridad y Defensa del PE, el eurodiputado popular francés Arnaud Danjean.

Rusia

Otro punto debatido fue la posible participación rusa en el proyecto, tal y como planteaban los planes originales de Estados Unidos. Las relaciones con el Kremlin son un asunto clave para la OTAN, una opinión que parece compartida por ambas partes. Así, el embajador de Rusia ante la OTAN, Dmitry Rogozin, afirmó que "ahora mismo nuestra relación  con la OTAN es particularmente eficaz y positiva", aunque reconoció dudas por parte del gobierno ruso en torno al proyecto, centradas fundamentalmente en si no se estaría exagerando la amenaza iraní.

Cooperación estratégica

El pasado mes de noviembre, el Parlamento Europeo adoptó una resolución sobre la próxima Cumbre UE-Estados Unidos en la que también se destacaba "la importancia de la OTAN como piedra angular de la seguridad transatlántica". La Eurocámara instaba "a la cooperación estratégica entre los EE.UU. y los Estados miembros de la UE, con el fin de abordar los retos mundiales en materia de seguridad"; sin embargo, aún no se ha adoptado una posición final sobre el escudo antimisiles.

En opinión de la vicepresidenta de la  subcomisión del PE, la europarlamentaria rumana del grupo del Partido Popular Europeo Norica Nicolai, el escudo será beneficioso para la Unión Europea. "Nos interesa una cooperación más estrecha con la OTAN'", aseguró, alegando que "podemos beneficiarnos de aquellos activos de la OTAN que quedan fuera de la política comunitaria de seguridad y defensa".

Estados de la UE y de la OTAN

Pero, ¿qué pasaría con los Estados miembros de la Unión Europea que no forman parte de la OTAN? Otro de los vicepresidentes de la subcomisión parlamentaria de Seguridad y Defensa, el popular polaco Krzysztof Lisek, se interesó por la visión que Estados Unidos tiene de la cooperación con la Unión Europea, y más concretamente, con los países que no están en la Alianza.

Robert G. Bell, de la representación estadounidense frente a la OTAN, admitió que el debate concierne principalmente a los veintiún Estados miembros de la UE que también están en la OTAN. "Según avanzamos en el desarrollo de este sistema, esperamos abrir consultas con países como Suecia y Finlandia, para entender cómo lo perciben", explicó Bell.

Reemplaza al plan de Bush

El proyecto de una defensa antimisiles de la administración Obama reemplazó al anterior plan del gobierno Bush, según el cual se desplegarían sistemas para interceptar misiles en Polonia, y se instalaría un sistema de radar en la República Checa, que no fue propuesto en el marco de la OTAN y al que Rusia se opuso con firmeza.

El gasto inicial previsto para el nuevo proyecto se sitúa en los 200 millones de euros  para los siguientes diez años, a los que harían frente los 28 países aliados bajo el paraguas de la OTAN. 

(Parlamento Europeo)

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