El Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv), presentó recientemente en Madrid, un estudio, elaborado por la consultora británica IWSR, que analiza en detalle el mercado del vino en los principales países emergentes (BRIC). Entre ellos, China y el caso especial de Hong Kong, son un ejemplo claro de las posibilidades de crecimiento de las bodegas y comercializadoras españolas en terceros países.
Además del marco regulatorio, se analizan, entre otros aspectos, la evolución del consumo de vino, nacional e importado, por tipología de vino, precio, etc., los hábitos de consumo, el posicionamientos del vino frente a otras bebidas alcohólicas, los tipos de consumidor y los principales canales de distribución. En definitiva, una herramienta útil para ampliar el mercado.
Con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en 2002, y con algunos paréntesis desde que el mayor mercado mundial de bebidas alcohólicas se abriera a occidente en 1982 (Tian'anmen en 1982 y junio de 1989), las importaciones se recuperan y crecen de forma sostenida.
China cuenta con una población de 1.3 billones y 49 ciudades tienen más de un millón de habitantes. En las grandes metrópolis, como Shangai, Pekín o Guandzhou, viven más de 10 millones de habitantes, y en ciudades secundarias, como Wuhan o Dalian, entre 4 y 10 millones. Además, la mayoría de estas ciudades se encuentran cerca de la costa, donde está la riqueza y un 90% del consumo de vino.
Teniendo en cuenta que –aunque decreciente- cerca de 70% vive en zonas rurales menos desarrolladas, todavía hablamos de un mercado potencial de 400 millones de personas. El mercado actual para el vino importado se sitúa en torno a 70/90 millones de consumidores (clases medias-altas urbanas en ciudades primarias o secundarias). En los últimos 5 años el consumo de vino tranquilo ha crecido a un ritmo del 19.5%, el mercado se ha casi doblado. Si consideramos que el consumo per capita es todavía muy bajo -menos de 3 litros por habitante-, comparado con los 14 de USA o los 26 del Reino Unido, la oportunidad es enorme.
El vino tinto supone más del 90% del vino consumido en China, su color rojo es símbolo de buena suerte, frente al blanco (símbolo de muerte) que apenas tiene público. Al consumidor medio de vino le gustan los vinos con un gusto edulcorado, de hecho suelen beberlo mezclado con zumo, refrescos, y a menudo con hielo. Es necesario adaptar los vinos a este gusto para vender en determinados segmentos de China.
También es necesario tener un plan realista sabiendo qué productos queremos introducir, qué importadores pueden tener interés en nuestros productos y dónde queremos estar en cinco o seis años. Es imprescindible viajar a China –probablemente con un intérprete- y conocer a los distintos importadores personalmente. Hay que adaptarse a China como mercado y a sus formas de consumo, ya que la cultura de la bebida en China es milenaria, e insistir y resaltar la herencia histórica de una bodega centenaria –los chinos tienen un enorme respeto por los productos elaborados en el tiempo-, los beneficios para la salud del consumo moderado del vino y las puntuaciones en guías además de premios obtenidos.
Hong Kong, destaca por la abolición de los impuestos a la importación de vino en 2008, anunciando ‘fuerte y claro’ que quiere convertirse en la ‘puerta del vino’ al resto de Asia. De hecho, ya en 2009 se convirtió en la segunda capital mundial de venta de vino en subastas, por delante de Londres y detrás solamente de Nueva York.
En Hong Kong, los países del viejo mundo, y Francia en particular, han perdido cuota de mercado (más en volumen que en valor) frente a la agresiva oferta de vinos chilenos, australianos y americanos. La cuota de mercado del vino en Hong Kong frente a otras bebidas alcohólicas no deja de progresar y es ya del 13% en 2009, una de las más altas de Asia. Además, el 78% es vino tino, un 18% vino blanco y un 4% rosado que, hasta hace dos o tres años, era inexistente, pero Hong Kong es un mercado muy expuesto a tendencias venidas del exterior, sobre todo del Reino Unido y EE.UU.
El consumidor de Hong Kong, para el que el vino es todavía un producto nuevo, lo compra en supermercados y la variable precio es bastante más importante aquí, que en China continental. Los modos de consumo –con naranja, hielo, cebolla- pueden ser sorprendentes. Es un mercado en el que hay que tener muy en cuenta a las mujeres que, cada vez más, están accediendo a puestos profesionales antes ocupados exclusivamente por hombres. Para ellas, el vino tiene una oportunidad de conquistarlas como en cierto modo ha hecho el champagne.
En este mercado es necesario estar en contacto habitual con el importador y establecer acciones de promoción coordinadas con él a largo plazo para educar a los prescriptores y personalidades influyentes del mundo del vino en Hong Kong. Una visita anual a Hong Kong al menos –que puede ser acompañada de una cena/presentación de una añada/nuevo packaging/etiqueta, nuevo vino- es imprescindible. Además de participar en acciones de promoción conjunta con otros vinos españoles que consigan sacar a los vinos españoles del segmento “otros” y aparecer como una oferta de origen como los vinos franceses, australianos o italianos. Como en el caso de China, hay que insistir en la tradición, herencia, puntos Parker (si los hay), premios o notas en Wine Spectator o Decanter (si las hay), aspectos todavía muy importantes para prescriptotes e importadores a la hora de trabajar con un producto.
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