Fuentes saharauis alertan sobre una inmediata represión militar en el campamento de El Aaiún

8 de noviembre de 2010

Según denuncia la Liga Española Pro Derechos Humanos, El Aaiún está totalmente bloqueado. Nadie puede entrar ni salir. Cientos de efectivos bloquean todas las salidas de la ciudad y todas las entradas al Campamento y se teme una sangrienta represión..
Cientos de camiones cisternas, fuerzas de intervención rápida, antidisturbios, gendarmería, policía y militares rodean todo el campamento y la ciudad.

Una caravana de 70-80 camiones de intervención rápida han llega al campamento, con cada diez camiones les acompañaban 3 ambulancias. A su entrada por el control de El Aaiún, han cerrado este a sus espaldas.

La ciudad de El Aaiún ya se ha levantado. Cientos de saharauis se agolpan en los controles de acceso al campamento y están siendo disueltos con gas lacrimógeno.
Los saharauis de la cuidad ya se han puesto a retirar, de forma improvisada, las banderas marroquíes que llenan la ciudad debido a la celebración de la Marcha verde. La situación en la ciudad es de máxima alerta, los saharauis intentar expresar su rechazo al bloqueo absoluto pero las fuerzas de represión marroquíes disuelven toda protesta con contundencia.

Desde  anoche la policía de El Aaiún porta rifles, afirma el comunicado. "Marruecos va a entrar al campamento de un momento a otro, desde altavoces los militares marroquíes amenazan con la entrada y la disolución violenta del mismo. Cada vez acercan más sus posiciones, en estos momentos se encuentran pegados a las jaimas.
Los saharauis se están reagrupando para preparar su defensa, el sentimiento es de resistencia y así actuarán.

Los saharauis se enfrentan a camiones cisternas, antidisturbios, militares, policía, gendarmes, fuerzas de intervención rápida, y todos ellos armados y preparados para la intervención."

Tensa situación esta mañana
«Mohamed VI ha enviado miles de fuerzas de intervención rápida y antidisturbios. Hay más de 25.000 personas aisladas y cercadas por soldados y policías. Han traído hasta camiones cisternas con mangueras de presión». Éste era el relato alarmante de Bucharaya Beyun, representante del Frente Polisario en Madrid, que ya advertía de una «intervención violenta inminente» en el campamento de Gdaim Izik. No se equivocó. Apenas horas después, comenzaban los incidentes.

A través de altavoces, las fuerzas de seguridad marroquíes avisaron a los saharauis de que saliesen de la zona o asumiesen las consecuencias de permanecer en el campamento. Tanto es así, que ordenaron que evacuaran a las mujeres y los niños, lo que hizo saltar todas las alarmas. Y mientras, la batalla ya había comenzado en El Aaiún, donde jóvenes saharauis levantaban barricadas y encendían hogueras. 
«Hay disturbios en todos los barrios. Los colonos (marroquíes) están encerrados en sus casas y hay peleas en plena calle», explicó el activista Brahim Ahmed. Y es que, ante los rumores de una intervención marroquí, «miles de saharauis salieron en sus coches en dirección al campamento», según el delegado del Frente Polisario. Pero no tuvieron éxito. Las autoridades les impidieron el paso ya en el primer control de los cuatro que hay entre la ciudad y la zona de protesta. Mientras, dos saharauis resultaron heridos en un control junto a Gdaim Izik. A uno de ellos, identificado como Taubali, le habrían atropellado premeditadamente, al tiempo que el segundo, Zawi, habría sido torturado.

Unas 3.000 personas seguían intentando acceder al campamento en medio de una gran tensión por la concentración de efectivos de las fuerzas de seguridad marroquíes.
Los incidentes llegan después de que Mohamed VI manifestara que «Marruecos no tolerará ninguna violación, alteración o puesta en duda de la marroquinidad» de la zona. Y después de agredir a dos periodistas españoles y expulsar a cuatro parlamentarios, entre ellos el eurodiputado de IU Willy Meyer.

¿Reunión de paz?

Y bajo este clima de tensión se inicia hoy en Manhasset, Nueva York, la tercera reunión informal entre Marruecos y el Frente Polisario para resolver el conflicto. Auspiciada por el enviado de la ONU, Cristopher Ross, todo apunta a un nuevo fracaso. «Mohamed VI no pretende dialogar y sólo quiere usar la fuerza. Su discurso, amenazante, fue una declaración de guerra», aseveró Bucharaya, tal y como demuestra el hecho de que la Policía marroquí «cerrase el único acceso al campamento» y expulsara de la zona a cualquier testigo. «Lo único que persigue es cometer una masacre en silencio y a oscuras», zanjó el delegado del Frente Polisario.

Pero los activistas saharauis van aún más lejos y denuncian la desidia de la comunidad internacional, a la que llevan meses advirtiendo de las amenazas. Tampoco se olvidan del Gobierno español, al que acusan de mirar para otro lado.

Todo lo contrario que el europarlamentario de IU, que se mostró muy claro a su regreso: «Entiendo que lo que quiere la fuerza ocupante es que no haya testigos de los desmanes que están cometiendo en el Sáhara occidental».

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