El encanto de la baja velocidad

8 de noviembre de 2010

OPINIÓN
Por Luis José de Ávila
Periodista

Como algunas otras empresas estatales importantes de Asturias el Ferrocarril de Vía Estrecha (FEVE) nació, al igual que HUNOSA, por ejemplo, de varias empresas privadas que había en la zona del Noroeste de España, tales como en el ferrocarril Vasco Asturiano, el de Langreo o Económicos, entre otros. El FEVE que tiene todas sus líneas, con la excepción del tramo Cartagena/Los Nietos en Murcia, en las comunidades autónomas de Asturias, Galicia, Castilla León y País Vasco es en estos momentos, debidamente renovado, uno de los más apropiados medios de transporte público de cercanías así como un decidido motor del turismo a través de sus trece convoyes dedicados a ello  con su inigualable Transcantábrico a la cabeza.
Debo reconocer que por razones de poder tomar una copa en reuniones por las cuencas, o por el bajo Nalón, uso mucho el FEVE en viajes que me parecen encantadores, tales como las rutas que te llevan a San Esteban de Pravia, a Pola de Laviana o a Collanzo en Aller, por citar. Sin ir más lejos el otro día tenía una comida en el restaurante El Urogallo en El Entrego y cogí una unidad del FEVE en Oviedo ya que te deja en el apeadero de San Vicente, a espaldas del museo de la Minería y frente al restaurante citado. No íbamos más de siete u ocho personas cuando paramos en la estación de Tuilla comunicándonos su responsable que otro convoy que venía de Laviana estaba averiado y teníamos por lo menos para media hora. Así que amablemente nos indicó que podíamos tomar un vermouth en el bar de enfrente que estaba lleno de fotos de David Villa, como no podía ser menos. Al cabo de media hora el camarero recibió una llamada para que nos reincorporásemos al tren como así fue, llegando algo más tarde de lo previsto al apeadero de San Vicente pero a tiempo de la reunión. Viajar en FEVE es ver los paisajes asturianos desde otra perspectiva que la habitual de nuestras carreteras. Al pasar por La Felguera observó que las obras para el soterramiento de las líneas ferroviarias van a buen ritmo. Pasamos junto a los Talleres del Conde, todavía propiedad de Duro Felguera, y me cae la cara de vergüenza viendo esta reliquia industrial que el ayuntamiento quiere comprar pero que aún no hay acuerdo. La empresa,  creo, pide tres millones de euros y el ayuntamiento ofrece uno y medio. Para Esther Díaz, la alcaldesa, ahora que le ha cogido el gusto al cargo sería un buen puntazo para su campaña electoral solucionar lo de estos talleres antes de mayo.
El FEVE, que cuenta con una plantilla de unos dos mil trabajadores, está presidido y dirigido por dos leoneses: Angel Villalba y Amador Robles, respectivamente, si bien éste último lleva muchos afincado en Asturias con relevantes puestos en su momento en la Administración del Principado, como director general de Turismo, gerente de la Sociedad Regional de Turismo y director del Instituto de Prevención de Riesgos Laborales. Como empleado del FEVE desde su inicio ha pasado por casi todos los puestos de responsabilidad hasta llegar a la dirección general siendo, pienso, el Transcantábrico la niña de sus ojos. Tuve la ocasión de realizar en uno de estos míticos trenes -250 metros de largo- el trayecto Oviedo/Luarca y la verdad es que me recordó a al Oriente Express que vemos en la películas de Agatha Christie. El Transcantábrico cerrará este año con una ocupación superior al 90 por ciento en sus viajes de una semana en la que se combina gastronomía con cultura y turismo puro y duro. Cada expedición lleva del orden de cincuenta viajeros siendo los extranjeros los que más lo utilizan. En el que me tocó ir hasta Luarca iban australianos, norteamericanos, ingleses, etc. que no pararon de degustar excelentes cócteles y buenas viandas si bien para la comida y la cena el Transcantábrico lleva a sus viajeros a restaurantes típicos como el de Villa Blanca en Luarca cuyo propietario, Alberto Asenjo Alvarez, sorprende a los turistas con una exquisita cocina. Para Amador Robles el éxito de estos viajes turísticos está en la comercialización y ahora, permítanme descubrir una confidencia, el FEVE tiene muy avanzadas las gestiones con sus colegas de RENFE para hacerse cargo de otro mítico tren turístico que lleva cinco años parado, el Andalus.
En definitiva, siempre está uno a tiempo de descubrir el encanto de la baja velocidad ferroviaria cuyo Transcantábrico es su máximo exponente, el más veterano y reconocido de los trenes turísticos de España.

0 comentarios:

Observatorio Digital