Protagonistas de la transición política

25 de octubre de 2010

OPINIÓN
Por Luis josé de Ávila
Periodista


Se celebró en Castropol el acto de clausura del II Foro Comunicación y Escuela, un encuentro anual que durante años organizó el profesor de lengua castellana Luis Felipe Fernández en el instituto Aurelio Menéndez de San Antolín de Ibias y ahora, desde hace dos años, lo realiza también en el occidente pero desde el I.E.S. Elisa y Luis Villamil de Vegadeo con la inestimable colaboración de su director Emilio García y de un importante grupo de patrocinadores.
Para este segundo foro se organizó una mesa coloquio sobre “La transición política: un momento clave en la historia de España” que tuve el honor de moderar y en la que participaron Aurelio Delgado Martín, cuñado de Adolfo Suárez y que fue jefe de su gabinete cuando éste presidió el gobierno de la nación, José Manuel Otero Novas, ministro de la Presidencia –lo que es desde el miércoles Ramón Jáuregui- y luego ministro de Educación, también con Adolfo Suárez, y el catedrático de Derecho  Mercantil, empresario y furibundo comunista –en su caso nunca estuvieron reñidas dichas facetas-, el profesor Teodulfo Lagunero Muñoz quien pese a sus ochenta y muchos años sigue con una vitalidad envidiable hasta el punto que me comenta el proyecto que ahora trae entre manos, desde Benalmádena donde reside, y que consiste, ni más ni menos, en editar para primeros del próximo año un periódico, “Verdad”, en papel y de carácter nacional mediante el sistema de cooperativa a fin de dar trabajo a un centenar de periodistas que estando en el paro quieran involucrarse en el proyecto no solo para ver publicados sus trabajos sino también para participar en los hipotéticos beneficios de la publicación.
Teodulfo Legunero Muñoz tuvo una decisiva participación en la publicación “La Calle” y considera, al igual que sus compañeros de mesa, que fue el pueblo español el principal protagonista de la transición, reconociendo también la personalidad de Adolfo Suárez y de su buen amigo Santiago Carrillo –al Rey Juan Carlos no le puede ni ver- quien junto con Dolores Ibarruri “La Pasionaria” un buen día le entregó el carnet de afiliado al Partido Comunista de España lo que le causó una gran emoción.
Aurelio Delgado Martín se conserva bien y me comenta de aquellos años de inicio de la democracia, cuando el Rey Juan Carlos nombra a Adolfo Suárez presidente del Gobierno en sustitución de Carlos Arias Navarro, que solo seis personas llegaron al principio al edificio en el Paseo de la Castellana conocido como “el de las semillas” y que cuando años después el PSOE llega al poder con Felipe González a la cabeza fue sede del vicepresidente Alfonso Guerra. Le pedimos que nos cuente algo de la trastienda en aquellos apasionantes años y dice que tampoco hay grandes secretos que guardar aunque la discreción es la discreción. Como es lógico me intereso por el estado de su cuñado Adolfo Suárez y me confiesa que hay momentos en que cree que nota algunos imputs pero, como es sabido, no reacciona aparentemente a conocimiento alguno; sin embargo, físicamente se encuentra muy bien. Aurelio Delgado, que es y vive en Avila, llegó a ser propietario del Diario de Avila aunque ahora solo se mueve en la industria de la impresión. Su relación con el profesor Luis Felipe Fernández y sus iniciativas de comunicación formativa en la escuela rural surgió años atrás cuando el citado profesor aún daba clases en San Antolín de Ibias. Al escuchar por Radio Nacional un programa que desde esa localidad, y sobre la semana de la comunicación, emitía Fernando Argenta, otro buen colaborador de esta iniciativa educativa. Tanto le gustó a Aurelio DelgadoLuis Felipe Fernández. Ahí no solo nació una amistad entre ambos sino que se materializó una importante colaboración como la de una vez al año hacer un intercambio de estudiantes entre esta zona del occidente de Asturias y Avila. Todo un éxito. que cogió el teléfono y se puso en contacto con
Por su parte el ex ministro José Manuel Otero Novas, que estudió Derecho en la Universidad de Oviedo, casándose con una mierense, tuvo la agradable circunstancia de conocer en persona en esta mesa sobre la transición política a su colega el catedrático Teodulfo Lagunero Muñoz. Aunque ambos estén uno de otro en las antípodas en cuanto a ideas políticas se refiere, vi que congeniaron bien, contándose un montón de anécdotas. Otero Novas, que se conserva estupendamente, es uno de los principales expertos en materia educativa de España y le veo preocupado por cómo va actualmente el sector y eso que en el discurso de clausura del acto el consejero de Educación del Principado de Asturias Herminio Sastre, también leonés como Otero Novas, estuvo brillante y sin sectarismos. José Manuel Otero Novas me comenta que se ve mucho en Madrid con el que fuera ministro de Trabajo con Adolfo Suárez y diputado por Asturias Rafael Calvo Ortega, ya jubilado como catedrático del Derecho de Trabajo y muy solicitado para la realización de estudios y análisis por diversos países hispanoamericanos. También observé la preocupación del ex ministro de UCD por la profesionalización de la política que actualmente tenemos en el panorama español y como no podía ser menos se interesa, él y sus otros dos compañeros de coloquio, sobre el retorno o no de Francisco Alvarez-Cascos a la política asturiana, extrañándose como tantos otros de que sea rechazado por la actual cúpula del Partido Popular nasturiano.
Precisamente Aurelio Delgado y Teodulfo Lagunero pertenecen a la Asociación para la Defensa de la Transición que preside el general Andrés Casiniello Pérez y en la que están también importantes figuras de aquella época y nada coincidentes en una ideología concreta. Teodulfo Lagunero ya ha publicado sus memorias y según cuentan sus biógrafos fue un personaje clave en la restauración de las libertades que ahora conocemos como transición democrática. Villa Comete, la casa cercana a Cannes en la que se instaló durante lo que él denomina un raro exilio, fue escenario fundamental en la creación de la Junta Democrática y un punto de encuentro imprescindible entre la dirección del PCE y el resto de las fuerzas que abogaban por la reinstauración de la democracia en España, desde fuera pero también desde dentro del propio régimen.

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