La Convención de la ONU sobre Diversidad Biológica ha culminado hoy tras intensas horas de debate en su recta final con un acuerdo general después de haber aprobado unos 30 documentos sobre la conservación de la diversidad biológica de las montañas, de las aguas continentales, y de las tierras áridas y subhúmedas.
Los temas álgidos son los que se han dejado para el final de la Cumbre, lo que ha retrasado hasta altas horas de la mañana del sábado en Japón el final de la conferencia. Muchos de los textos, sobre todo los referidos a financiación, han sido motivo de debate y algunos se han dejado para la reflexión.
El Plan Estratégico, que tendrá que cumplir 20 puntos para 2020, consistirá en proteger y conservar el 17% de las áreas terrestres y el 10% de las áreas marinas. Los ecologistas pedían el 20% para las áreas terrestres y marinas. En la actualidad, la superficie terrestre protegida es del 13% y los océanos sólo lo están en menos del 1%.
Entre los acuerdos más esperados por ecologistas, organizaciones sociales y países más comprometidos, destaca la aprobación del Protocolo sobre el Acceso y el Reparto de los Beneficios (ABS, en sus siglas en inglés) derivados de la biodiversidad, que tiene como objetivo lograr que los beneficios generados por las empresas y procedentes de la “reserva de biodiversidad” de los países del sur sean compartidos con estos últimos.
Brasil, que cuenta con la mayor parte de la cuenca amazónica y donde vive el 10% de totas de las especies conocidas, ha sido uno de los países más interesados en llegar a este acuerdo.
En cuanto a la financiación, los países han logrado un consenso para alcanzar algunos resultados en la COP 10. Los países enriquecidos se han comprometido a establecer mecanismos para reunir fondos de ayuda para 2020. Sin embargo, las partes no han conseguido llegar a un acuerdo definitivo. Será en la próxima cumbre en Nueva Delhi (India) en 2012 cuando se comprometan a cifras concretas.
Casos de éxito y fracaso para la biodiversidad
Entre los casos de éxito, destaca la creación, a través de Naciones Unidas, de un órgano científico de seguimiento del estado de la biodiversidad, la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios del Ecosistema (IPBES, en sus siglas en inglés), equivalente al Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés).
Además, todas las partes de la Convención en relación a Biodiversidad y Cambio Climático han aplicado el principio de precaución que establece una moratoria sobre los experimentos de geo-ingeniería, que pretenden modificar el clima con alteraciones biológicas o físico-químicas del medio a gran escala.
“La sesión final de la Conferencia ha permitido también reconocer la importancia del enfoque ecosistémico en la lucha contra el cambio climático (mitigación y adaptación)”, señalan desde Ecologistas en Acción.
Sin embargo, desde las organizaciones ecologistas critican las decisiones tomadas en otros ámbitos. En relación a los biocombustibles, “el texto final acordado es más débil que el documento de referencia remitido por el órgano de asesoramiento científico-técnico de la Convención, el SBSTTA. Se pierde prácticamente la referencia al principio de precaución y se convierte en un texto que a la práctica promociona los biocombustibles”, aseguran desde la ONG que lo considera “un error”.
Otro texto aprobado sobre biodiversidad y agricultura ignora la recomendación científica de establecer una moratoria sobre la liberación de Organismos Genéticamente Modificados al medio ambiente. Según los ecologistas, la presión de la industria agroalimentaria de ciertos países (sobre todo EE UU y Brasil) ha sido más fuerte que la comunidad científica. “En lugar de una moratoria sólo se ha acordado tener en cuenta el principio de precaución”, informan.
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Orangutanes y focas monje a salvo
El Gobierno de España y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) anunciaron durante la celebración de la Cumbre de Nagoya una nueva Alianza a favor de las áreas protegidas bajo la iniciativa LifeWeb. Esta alianza aumentará los ingresos y mejorará la conservación de áreas protegidas en Asia, África y América Latina y aportará beneficios para las comunidades locales y poblaciones indígenas vinculadas a estas áreas protegidas.
A través de esta actuación, los orangutanes y las focas monje son dos de las especies beneficiadas por el apoyo de España para reforzar su conservación. En total, más de 15 áreas protegidas, incluyendo una para la gestión de las focas monje de Mauritania y otra en Sumatra –hogar de orangutanes, tigres y elefantes- recibirán 6,8 millones de dólares para fomentar su conservación.
“El crecimiento en las áreas protegidas es uno de los verdaderos éxitos de conservación en el último medio siglo. El reto es asegurar que el mayor número posible de estas casi 100.000 zonas estén bien gestionadas, de manera que se maximicen las oportunidades de subsistencia y los ingresos de las comunidades locales, a la vez que se garantice la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas de gran importancia económica que se encuentran en estas importantes zonas”, aseguró Teresa Ribera, secretaria de Estado para el Cambio Climático de España.
Según Ribera, la inversión del gobierno español está dirigida a lograr estos objetivos de triple victoria, e inicialmente, hacer realidad las oportunidades en los 11 proyectos piloto en áreas protegidas marinas, costeras y terrestres. “Al hacerlo, se está contribuyendo al avance en el logro de las metas de biodiversidad y los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la pobreza”, ha añadido.
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