inauguración de la XXI Edición de la Muestra de Artes Plásticas del Principado de Asturias

6 de octubre de 2010

Alicia González-Lafita es la ganadora del Premio Asturias Joven de Artes Plásticas 2010, dotado con 6.000 euros.


·        Lucia Rivero, Noé Baranda Ferrero, Iraida Lombardía Alonso, Noemí Iglesias Barrios, Manuel Griñón Montes, Adrián Cuervo y Santiago Lara también han sido seleccionados para formar parte de la XXI edición de la Muestra de Arte Joven del Principado de Asturias

El Director del Instituto Asturiano de la Juventud, Guillermo Martínez Suárez, y el Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Avilés, Román Antonio Álvarez González, asistirán mañana jueves, a partir de las 19:30 horas, a la inauguración de la XXI Edición de la Muestra de Artes Plásticas del Principado de Asturias en la Sala de Exposiciones de la Casa Municipal de Cultura de Avilés. En el acto estarán acompañados por el comisario de la exposición, Francisco Crabiffosse Cuesta, y varios de los artistas seleccionados en esta edición.

La cita de los jóvenes artistas asturianos con el público y la crítica avilesina se remonta al año 1992 y desde esa fecha todos los años la Casa Municipal de Cultura de Avilés,  ha sido testigo de la apertura de la itinerancia de la Muestra de Artes Plásticas del Principado de Asturias.

La Consejería de Cultura y Turismo, a través del Instituto Asturiano de la Juventud dentro del Programa Culturaquí, convoca anualmente la Muestra de Artes Plásticas a la que pueden concurrir jóvenes artistas asturianos o residentes en el Principado de Asturias, o descendientes hasta segundo grado de emigrantes asturianos, cuya edad no supere los 35 años.

Se puede presentar toda propuesta artística: pintura, escultura, fotografía, dibujo, instalaciones, videoinstalaciones, etc. y tanto el tema como la técnica y los materiales son de libre elección del artista.

Benjamin Weil, Comisario Jefe de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial; Ana Botella, técnico de LABoral  Centro de Arte y Creación Industrial; Jaime Luis Martín, crítico de arte y gestor cultural; Francisco Crabiffosse Cuesta, crítico de arte y comisario de exposiciones, y Guillermina Caicoya, galerista, fueron los encargados de seleccionar las obras ganadoras en esta edición. El jurado hizo una selección de 8 proyectos entre la 69 propuestas recibidas, 5 proyectos más que en la edición anterior.

La joven artista Alicia González-Lafita Pérez (Oviedo, 1989), resultó ganadora del Premio Asturias Joven de Artes Plásticas 2010, dotado con 6.000 euros. En la actualidad estudia Arquitectura Superior en The Bartlett School of Architecture, del University College of London. En septiembre del 2009 ya sorprendía a crítica y público con su primera exposición individual en la Sala Borrón, “119 cerillas”.

Además, Lucia Rivero, Noé Baranda Ferrero, Iraida Lombardía Alonso, Noemí Iglesias Barrios, Manuel Griñón Montes, Adrián Cuervo y Santiago Lara, fueron  seleccionados para formar parte de la XXI edición de la Muestra de Arte Joven del Principado de Asturias, recibiendo 2.000 euros cada uno.


Arte Joven 2010
La Muestra y el Premio Arte Joven ofrece la oportunidad de asomarse con regularidad a las últimas tendencias de la práctica artística en Asturias, permitiendo también observar en qué medida el trabajo de los creadores asturianos difiere y a la vez se parece, en cuanto a preocupaciones conceptuales y formales, al de los artistas que trabajan en otros lugares de España o del extranjero. 

Contemplando la obra de los artistas seleccionados     se puede constatar la asombrosa libertad de que disfrutan en cuanto a formatos y soportes. La exposición presenta obras realizadas en prácticamente todos los medios disponibles, en todo tipo de combinaciones y con abundantes referencias a los últimos cien años en la historia del arte y la cultura en general. 

Las inquietantes esculturas mecánicas de Alicia González-Lafita Pérez remiten a los experimentos formales de Jean Tinguely; no obstante, el contexto en el que esta artista trabaja es muy diferente del que rodeaba al afamado creador helvético. Hoy, la idea de lo mecánico ha evolucionado y nuestra capacidad para descifrar visualmente el funcionamiento de la máquina se ha vuelto imposible. Con el advenimiento de la micromecánica, dependemos de máquinas (teléfonos móviles, ordenadores, etc.), cuyo proceso mecánico jamás seremos capaces de comprender como comprendemos, por poner un ejemplo, los fundamentos mecánicos de la bicicleta. Tampoco persisten los ecos del discurso distópico sobre la tecnología que se escuchaban durante el siglo XX. Es como si hubiéramos asumido el carácter irreversible de la era de la información. La engañosa simplicidad de esos constructos poéticos nos recuerda la preeminencia de las máquinas, hoy desaparecidas tras unas “interfaces de usuario” más y más seductoras.

En una suerte de forma “analógica” similar, Noemí Iglesias compone unos relieves escultóricos a partir de objetos encontrados. Sus performances en el espacio público evocan aquellas acciones llevadas a cabo a finales de los cincuenta: nos viene aquí a la mente la obra realizada en Japón por los miembros del Grupo Gutai, y más tarde en toda Europa y en las Américas, en la que el cuerpo deviene en instrumento con el que crear nuevas formas de obras efímeras con el consiguiente cuestionamiento acerca de la naturaleza y el significado del objeto artístico. Con todo, la incorporación del territorio local a su obra ofrece a la artista la oportunidad de interrogarse sobre sus lazos con el lugar y, con ello, de reflexionar sobre la trascendencia de ese vínculo en nuestras vidas.

Tanto Manuel Griñón como Santiago Lara han optado por la tinta, la pintura y el collage para producir unas obras alusivas al espíritu del surrealismo pero sin dejar por ello de apuntar, eficaz y humorísticamente, a lo absurdo del mundo presente.

Ejecutadas con destreza, sus piezas reflexionan también sobre el gesto implícito en la creación artística, evocando a la vez imágenes atemporales de monstruos y sueños; un mundo imaginario impregnado también del espíritu del simbolismo.

Una “alter-realidad” también presente en la obra de Noé Baranda, que recurre a la fotografía para poner en escena, en un entorno decididamente artificial, un personaje femenino. El decorado es teatral y la escala claramente distorsionada, propiciando la aparición en nuestra mente de toda clase de referencias: de cuadros clásicos de la era romántica a imágenes contemporáneas de la publicidad. Un enfoque más canónico de la fotografía define la obra de Iraida Lombardía, cuyas clásicas naturalezas muertas parecen remitirnos a una tradición varias veces centenaria.

La investigación desarrollada por Lucía Rivero se basa en una atenta observación de su entorno; una investigación que parte de sus propias narrativas, desarrolladas a partir de objetos o situaciones encontrados. Su gama de recursos la forman imágenes estáticas y en movimiento, por lo general ensambladas en unas intrincadas instalaciones.

Los vídeos de Adrián Cuervo parecen cuestionar nuestra forma de relacionarnos con lo real, así como la posibilidad de que esa realidad no sea, de hecho, otra cosa que un constructo. Distorsionando y recomponiendo material filmado en vídeo, Cuervo crea un estado de conciencia que desencadena una reflexión sobre la representación. 

Tanto Rivero como Cuervo ponen en entredicho cómo nuestra vivencia -cada vez más intermediada- de lo real altera nuestra comprensión mental y física del mundo en que vivimos.

Y si no es posible realmente contemplar esta muestra como la clásica exposición colectiva, la selección de artistas y el proceso curatorial aplicado a la contextualización de las piezas revela con claridad los intereses y preocupaciones comunes a esta nueva generación de artistas, así como su capacidad para contribuir, con gran riqueza, a la esfera del arte contemporáneo. Pero además, representa una gran oportunidad para mostrar el dinamismo del panorama artístico local.

Tras su clausura en Avilés, la exposición se presentará oficialmente en la Sala Borrón en noviembre y a continuación se abrirá la itinerancia anual que llevará el arte joven asturiano a Castilla-León o Castilla-La Mancha, entre otras comunidades.

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