Un vendaval de creatividad artística

OPINIÓN

Por Luis José de Ávila

Periodista

Se considera un campesino ilustrado pero en la realidad, además de experto en temas jurídicos, como profesor que es de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, Juan Méjica García es un auténtico vendaval de creatividad artística, no resistiéndosele ni una sola de las artes plásticas en las que se vuelca con una hiperactividad asombrosa.
Juan Méjica nació en Navia, en el seno de una familia campesina, estudiando en la Fundación Manuel Suárez para luego cursar letras y derecho en la Universidad de Oviedo. Fue un alumno destacado ya que ganó todos los premios incluido el de fin de carrera. 16 matrículas y 9 sobresalientes dan fe de ello. La transición política de España le cogió siendo aún un chaval y opositó al cuerpo de letrados de la Seguridad Social siendo durante 20 años jefe de sus servicios jurídicos en Asturias. Profesor de Derecho Privado en la Universidad de Oviedo lleva más de cuarenta libros publicados sobre derecho sanitario en el que es todo un experto. Junto con el ex ministro Aurelio Menéndez es el único asturiano que pertenece a la Real Academia Española de Jurisprudencia.
Pero unido a su formación profesional y docente Juan Mejica tiene una personalidad artística que deja a más de uno con la boca abierta ya que lo mismo pinta que esculpe o diseña puentes, vestidos, joyas o lo que se ponga por delante. Tiene clavada la fecha, un día del padre, el 19 de diciembre de 1989, cuando descubrió su vena artística al pintar sin querer unos patos para su hija. Su siguiente paso fue abrir una galería de arte en Oviedo realizando su primera exposición en el año 90 en el museo de Bellas Artes.
Joven aún Juan Méjica lleva realizados más de 4.000 cuadros y un millar de esculturas además de otras manifestaciones artísticas como colecciones de pañuelos de seda que han causado furor en la India. Hasta el próximo 7 de enero tiene en la calle Santiago y plaza Zorrilla en Valladolid una exposición de sus esculturas monumentales –ya las presentó en la ovetense plaza de la Gesta- y también acaba de presentar en Noruega sus “puentes mágicos”, puentes de madera que la empresa asturiana Media Madera, líder en este sector, construye en Avilés para medio mundo con el diseño del profesor Méjica.
Como Asturias y España le quedan pequeñas Juan Méjica, que tiene una fundación con su nombre para encauzar sus múltiples inquietudes artísticas, ha dado el salto a Hispanoamérica conectando con la Fundación Guayasamín de Quito (Ecuador) que le acaba de editar el libro “Méjica en América”, libro verdaderamente impresionante. En la sede de dicha fundación Juan Méjica tiene una exposición de pintura y escultura que hasta el presidente de la República de Ecuador ha prometido visitar. Lógicamente tras su “españeciendo” –palabra que ha acuñado para sus exposiciones- en Hispanoamérica Juan Méjica tiene sus creatividad puesta en los Estados Unidos y pronto su obra estará presente en Washington. Mientras, no descuida su obra en Asturias y en unos días será inaugurado un parque mágico en Coaña construido con los fondos del plan Zapatero. Los parques pedagógicos son una de las debilidades de Juan Méjica sobre los que ha escrito mucho en varios de los  82 libros que ha editado hasta el momento. Su facilidad creativa es tal que es capaz de hace el prólogo para varios libros durante un vuelo a Ecuador. Reflexión y expresión son las dos palabras que guían la Fundación Méjica. En círculos artísticos empieza a considerársele un asturiano universal. Brasil, Chile, Perú y los Estados Unidos esperan su obra que estará presente a partir del próximo año. Mientras converso con el artista, a la sombra del auditorio ovetense, una llamada de Madrid le invita a dar una conferencia sobre la eutanasia.
Este campesino ilustrado, producto genuino del occidente asturiano, es una maleta de vivencias como el mismo se define. Un peculiar profesor de Derecho que al dedicarme su libro “Méjica en América” me recuerda por sus trazos a Dalí. Lo que está claro es que a Juan Méjica en esto de la creación artística no le tiembla el pulso.